* Señala que la falta de trabajo quita dignidad,
impide la plenitud de la vida humana
y reclama una respuesta veloz y vigorosa.
Ciudad del Vaticano.- El Papa Francisco advirtió que la falta de trabajo quita la dignidad a las personas, en especial a los jóvenes, y urgió a cambiar el actual sistema económico en el cual «el dios dinero manda».
El pontífice hizo el sábado sus señalamientos durante una audiencia pública con unos siete mil delegados de las Asociaciones Cristianas de Trabajadores Italianos (ACLI), a quienes recibió en el Aula Pablo VI del Vaticano con motivo del 70 aniversario de esa organización.
La extensión de la precariedad, del trabajo ilegal «y el chantaje de la mafia hace experimentar, sobre todo, entre las generaciones jóvenes, que la falta de trabajo quita dignidad, impide la plenitud de la vida humana y reclama una respuesta veloz y vigorosa», indicó. El Papa exigió una «respuesta rápida y vigorosa» contra el sistema económico que pone en el centro no al hombre ni a la mujer, sino al «dios dinero que manda».
Alertó que ese «dios dinero» destruye la sociedad y provoca «la cultura del descarte», que margina a los niños que «no se tienen, se explotan o se matan antes de nacer», así como a los ancianos, «que no tienen ni terapias ni medicamentos».
El pontífice indicó que el descarte alcanza también a los jóvenes, que incluso en las «tierras generosas» hasta el 40 por ciento de ellos no tiene trabajo a causa de una sociedad moderna y egoísta que sólo ofrece el «dominio del dinero».
Esta situación orilla a los jóvenes al peligro de caer en las dependencias, en la delincuencia organizada o buscar horizontes de guerra como mercenarios, alertó.
«No podemos cortar las alas a todos los que, en particular a los jóvenes, tienen tanto que ofrecer con su inteligencia y capacidad, ellos deben ser liberados del peso que los oprime y que les impide entrar con plenos derechos y cuanto antes al mundo del trabajo», dijo.
El Papa Francisco lamentó que el trabajo sufra «presiones» de parte de las «nuevas organizaciones esclavistas que oprimen a los más pobres», y precisó que «debemos hacer que el trabajo no sea un instrumento de enajenación, sino de esperanza y de vida nueva».
«Los invito a realizar un sueño que vuele más alto. Debemos hacer que, mediante el trabajo (el trabajo libre, creativo, participativo y solidario) el ser humano exprese y haga crecer la dignidad de la propia vida», subrayó.