* Aumenta atención en Vaticano por primera audiencia privada Papa-Trump.
Ciudad del Vaticano.- En el Vaticano crece la atención de la prensa y los observadores por la primera audiencia privada que sostendrán esta semana el Papa Francisco y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
El encuentro está previsto para las 08:30 horas local (06:30 GMT) de este miércoles 24 de mayo en la biblioteca personal del pontífice, ubicada en el segundo piso del Palacio Apostólico de Roma.
Para la ocasión, las estructuras comunicativas de la Santa Sede han preparado una especial cobertura que incluye una transmisión televisiva en vivo, como ocurre sólo en contadas ocasiones. La sala de prensa extenderá su horario y permanecerá abierta desde las 07:00 horas (05:00 GMT).
Además se organizaron cuatro grupos reducidos de periodistas (pool) que podrán seguir los detalles de la reunión: estarán ubicados en sectores estratégicos como el Patio San Damaso, la Sala Clementina y la propia biblioteca.
Trump aterrizará en el aeropuerto «Leonardo Da Vinci» de Fiumicino-Roma la tarde-noche del martes, partirá con destino a Bruselas, Bélgica, inmediatamente después de su cara a cara con Jorge Mario Bergoglio. Tras el diálogo privado el mandatario estadunidense se reunirá -también en privado- con el «número dos» del Vaticano, el secretario de Estado Pietro Parolin, y con el «ministro de exteriores», el secretario para las Relaciones con los Estados, Paul Richard Gallagher.
Mientras esto tiene lugar, la primera dama Melania Trump visitará la Capilla Paolina y la Sala Regia, joyas del Palacio Apostólico. Luego, cuando el presidente termine, juntos recorrerán la Capilla Sixtina y la Basílica de San Pedro.
De allí, Melania se dirigirá al hospital pediátrico «Bambino Gesú» (Del niño Jesús), propiedad del Vaticano, donde la esperan para un recorrido. La hija del magnate, Ivanka, irá a la sede del movimiento Comunidad de San Egidio, en el barrio de Tastevere, para un encuentro con algunas mujeres víctimas de trata de personas.
La audiencia privada es mirada con atención por la evidente diferencia de pensamiento que existe entre ambos protagonistas sobre temas clave como la migración, la construcción del muro en la frontera con México, la economía y el calentamiento global.
Desde la llegada de Trump a la presidencia estadunidense se especulaba sobre cuándo se entrevistaría con el Papa y en qué condiciones, sobre todo después de aquella declaración de Francisco al final de su viaje apostólico a México, en la cual aseguró que quien construye muros «no es cristiano».
En las últimas semanas, el encuentro estuvo en entredicho e incluso se llegó a especular que el mandatario no pasaría por el Vaticano en su primera visita a Italia, con motivo de la cumbre del G-7 en la ciudad italiana de Taormina.
Hasta hace 20 días la Casa Blanca no había solicitado oficialmente la cita, pero la intervención de algunos consejeros del presidente y los gestos de apertura de la Santa Sede cambiaron la situación.
El 29 de abril, en su regreso a Roma tras el viaje apostólico a Egipto y ante la pregunta expresa de si estaba dispuesto a reunirse con Trump, Bergoglio precisó: «Recibo a todo jefe de Estado que pide audiencia». Esa fue la señal definitiva que convenció a la Casa Blanca, la cual finalmente solicitó la reunión por vías diplomáticas y recibió una inmediata confirmación de parte vaticana, con un protocolo ajustado: de hecho el Papa recibirá al presidente antes de su audiencia general de los miércoles, prevista para las 10:00 horas (08:00 GMT).
El pasado 13 de mayo, al volver a Roma procedente de Fátima, Francisco adelantó que hablará de paz con el presidente, aseguró que le dirá lo que piensa y apuntó: «Yo nunca hago un juicio sobre una persona sin escucharla, creo que no debo hacerlo».
«¿De qué voy a hablar yo, de aquí en adelante, con quien sea? De la paz. En nuestra conversación saldrán las cosas, yo diré lo que pienso, él dirá lo que piensa, pero jamás he querido hacer un juicio sin escuchar a la persona», señaló.
Ante la pregunta de si cree que podrá «suavizar» a Trump, replicó que ése es un «cálculo político» que no se permite hacer, y aclaró que, en el plano religioso, él no es proselitista.
Sobre las diferencias de pensamiento entre los dos en materia de muros, migración y economía, el líder católico advirtió que «siempre existen puertas que no están cerradas», por lo cual es importante «buscar las puertas que están un poco abiertas, entrar y hablar sobre las cosas comunes».
«(Hay que) seguir adelante, paso a paso, la paz es artesanal, se hace cada día. La amistad entre las personas, el conocimiento mutuo, la estima, es artesanal, se hacen todos los días», estableció.
Consideró fundamental el respeto por el otro, el decir la verdad de lo que uno cree, caminando juntos, pero siendo muy sincero con lo que uno piensa.