Fieles se dan tiempo para ir a iglesias a recibir la insignia de la cruz y festejar Día de San Valentín.
Guillermo GUADARRAMA
Dando apertura a una de las fechas más importantes en el ámbito eclesiástico, este 14 de febrero comenzó la cuaresma con el conocido Miércoles de Ceniza, donde los feligreses se acercan a las iglesias y capillas de su conveniencia para ser marcados con una cruz en la frente.
La ceniza tomada de los ramos incinerados desde el año pasado es el comienzo de la cuenta regresiva de Semana Santa que dura 40 días (cuarentena).
Pese a que este año dicho rito religioso se llevó a cabo en conjunto con la celebración del Día del Amor y la Amistad, los fieles creyentes se tomaron algunas horas y/o minutos de su tiempo para acudir a las iglesias y en algunos casos escuchar la homilía conmemorativa al Miércoles de Ceniza.
Es por eso que estos inmuebles se vieron llenos de personas con globos, flores y demás regalos, pues desde antes de acudir a tomar ceniza, ya habían sido sorprendidos por sus seres queridos con este día de amor y amistad.
La tradición de imponer la ceniza se remonta a la iglesia primitiva, cuando las personas se colocaban la ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad con un “hábito penitencial”.
La ceniza, explicaron autoridades diocesanas de Toluca, es un símbolo que abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación pascual y como signo de humildad, le recuerda al cristiano su origen y su fin.
Las cenizas son impuestas en la frente, haciendo la señal de la cruz con ellas mientras el ministro dice las palabras bíblicas: “Acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás”.
Cabe señalar que cuando no hay sacerdote, la imposición de cenizas puede realizarse sin misa y de forma extraordinaria. Sin embargo, es recomendable que al acto se preceda con una liturgia de la palabra.
