REDACCIÓN
“Espero que en México, la justica deje de simular ser ciega y volteé su rostro hacia quien la buscamos desde hace tanto tiempo”, es la voz de la mujer que, para muchos, representa y significa el verdadero, férreo y perseverante activismo político y social en México.
Es la voz de María del Rosario Ibarra de la Garza, a quien los mexicanos identifican más como Rosario Ibarra de Piedra, y para las nuevas generaciones que no están familiarizados con ella, “soy la madre de un desaparecido que aún espera justicia”.
También es la mujer y activista por quien, a manera de homenaje y reconocimiento simbólico, el hoy presidente de la República Mexicana, Andrés Manuel López Obrador, votó en las pasadas elecciones federales.
“Para mí y mis compañeras de lucha, mis queridas ‘Doñas’, representó una ilusión muy grande. Ese acto simbólico, nos llenó de esperanza. Interpretamos en esa acción, el compromiso del hoy presidente Andrés Manuel, de investigar a fondo el paradero de nuestros familiares”.
Expone que tanto ella, como sus compañeras de lucha y familias, han guerreado desde hace más de 40 años, “siempre con la inquebrantable esperanza de que algún día veríamos cambiar las cosas y alcanzaríamos la justicia que tanto anhelamos todos los humillados y ofendidos de este país.
“Me cala en lo más profundo de mi ser, que mi esposo y algunas de mis muy queridas compañeras se hayan ido con la incertidumbre y la pena clavadas en el alma; yo no quiero irme así”, manifiesta Rosario Ibarra de Piedra en entrevista con Notimex.
Desde su casa en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, donde descansa en su sillón favorito de la sala, Rosario Ibarra, quien fuera asesora de López Obrador, aconseja al primer mandatario y le advierte “que se cuide de los simuladores y oportunistas”.
Nacida en Saltillo, Coahuila en el año de 1927, Rosario Ibarra de Piedra es reconocida este año por el Poder Legislativo con la Medalla al Mérito Cívico por su destacada trayectoria política y social.
Aunque dice agradecer profundamente la distinción, reitera que “hubiera preferido ser totalmente desconocida, y vivir en la tranquilidad de mi hogar al lado de mi marido y de todos mis hijos”.
A sus cercanos 92 años de edad, Rosario Ibarra de Piedra asegura que si bien tiene la conciencia tranquila, “porque he luchado todo lo que he podido por encontrar a los nuestros”, su misión en la vida estará cumplida “cuando conozcamos la verdad sobre nuestros familiares”.
“¡Vivos los llevaron! ¡Vivos los queremos!”, es el grito de batalla de Rosario Ibarra desde hace casi medio siglo y en la actualidad, se convirtió en el grito de las madres y familiares de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.
“Es un grito que hicieron suyo por solidaridad hacia nosotros. Ahora resuena lamentablemente por sus compañeros. ¡Nunca debió ser así!”, asegura.
A esas madres, que como ella, siguen sin saber el paradero de sus hijos, les dice que sigan adelante, que no dejen de buscarlos como lo han hecho hasta ahora.
El hijo de Rosario Ibarra de Piedra, Jesús Piedra, desapareció en 1974; un año antes fue acusado de pertenecer a la Liga Comunista 23 de Septiembre.
“La desaparición forzada es terrorismo de Estado y de lesa humanidad que no prescribe hasta que aparece la persona detenida”, subraya.
Rosario Ibarra es la primera mujer candidata, y por dos ocasiones, a la Presidencia de la República por el Partido Revolucionario de los Trabajadores, (1982 y 1988); asegura que todas las normales rurales, en especial la Isidro Burgos de Ayotzinapa, siempre estuvieron “en la mira del mal gobierno de México”.
“Marché muchas veces con alumnos y maestros apoyando sus demandas y en defensa de su escuela que era hostigada constantemente por las policías y el ejército.
“Tuve el honor de ser madrina de varias generaciones de egresados. Ellos, alumnos y maestros, también se solidarizaron y apoyaron a nuestro Comité ¡EUREKA! Y gritaban junto a nosotros ¡Vivos los llevaron! ¡Vivos los queremos! Muchos años antes de que sufrieran la terrible y dolorosa desaparición de sus compañeros”.
Subraya que, en el caso Ayotzinapa, “quienes ordenaron y cometieron este crimen de una magnitud tan terrible – que en los últimos años, a su vez, atentó contra miles de familias – no podrán cubrirse con el velo de la impunidad”.
Señala que a la vista de toda la sociedad “son delincuentes perversos que utilizaron todo el poder del Estado para acallar a la disidencia y amedrentar a la población».
“Deberán ser juzgados por los encargados de la impartición de justicia, si es que se quiere erradicar de una vez por todas de este país la desaparición forzada”.
-Algunos grupos piden justicia, como los padres de los jóvenes de Ayotzinapa. Hoy, usted ¿qué pediría para estos jóvenes y para los miles de desaparecidos del antes y el ahora. ¿Perdón y olvido? O ¿Perdón y justicia?
-El suplicio por la desaparición de un ser querido y sobre todo cuando se trata de un hijo o hija es indescriptible, pero a pesar de todo, nosotras, las familiares del Comité ¡EUREKA! hemos podido llevar nuestra lucha adelante sin odio y mucho menos buscando venganza.
-Lo primero para nosotros, y yo creo que para todos los familiares de los desaparecidos, es saber de los nuestros. Siempre hemos luchado por su vida, su libertad y justicia y justicia para ellos.
El 17 de abril de 1977, Rosario Ibarra de Piedra fundó el Comité Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos, conocido como el Comité ¡Eureka! que agrupa a personas desaparecidas durante los sexenios de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez.
-¿Si tuviera enfrente a los ex presidentes Gustavo Días Ordaz y Luis Echeverría, qué les diría?
-Uno está bien muerto y el otro consumiéndose.
-Entonces ¿Qué les podría decir que no les hayan dicho ya?
-Ya lo hice en el pasado y no hay diferencia ahora. Nunca hablamos el mismo idioma. Como presidentes siempre fueron monigotes represivos y asesinos al igual que todos los que los sucedieron. Sicarios del gobierno gringo y del poder económico nacional.
-Solo espero que en México, la justica deje de simular ser ciega y volteé su rostro hacia quien la buscamos desde hace tanto tiempo
Y es que para Rosario Ibarra esa simulación, junto con la corrupción y la impunidad de las autoridades han llevado al país a las deplorables condiciones de violación a los derechos humanos que conlleva, entre otros delitos, a las desapariciones forzadas.
Considera que para establecer en México un verdadero Estado de derecho es necesario erradicar “estas lacras – simulación, impunidad y corrupción -”; además es preciso cambiar las condiciones de bienestar, salud, educación, de vida y justicia de nuestro pueblo; “todo esto traerá avances en materia de derechos humanos”.
Mientras que para alcanzar la paz en México, señala Rosario Ibarra, cuatro veces nominada al Premio Nobel de la Paz (1986, 1987,1989 y 2006), es necesaria la justicia, y acabar con los “insultantes” contrastes sociales.
Por eso espera que con el actual gobierno federal el panorama para los más desprotegidos, como las comunidades indígenas, sea de justicia y equidad.
Cuestionada respecto a la herencia que deja como activista a las nuevas generaciones de México y el mundo que también luchan por la justicia, indica que la mayoría de los desaparecidos en México eran jóvenes cuando los detuvieron.
“Hombres y mujeres con espíritus libertarios que fueron capaces de abandonar sus vidas familiares para ir en pos de justicia y una vida mejor para el pueblo pobre de esta patria”, subraya.
Recuerda que cuando inició junto con otras madres y familiares la búsqueda de sus hijos, “después de que el mal gobierno los detuvo y desapareció, los primeros que acudieron a darnos su apoyo fueron los jóvenes de universidades y fábricas
“Yo lo que puedo decir a todos los hermosos jóvenes que buscan un mundo más justo, es que nunca olviden voltear al pasado. Que conozcan la historia de los movimientos sociales y de las luchas libertarias que abrieron el camino para que hoy ellos puedan recorrerlo.
“Revolucionarios cuya vida fue truncada por los asesinos del poder o suspendida como en los desaparecidos. Que sepan sus derechos y los defiendan como la vida misma. Que los principios, y sobre todo las convicciones firmes, los harán trascender y ganar las batallas que tengan que enfrentar. Que dejen fuera de su lucha el rencor y el odio”.
La luchadora social considera que un verdadero activista político es aquel que se indigna contra cualquier injusticia que se cometa en su contra, o en contra de sus semejantes y es capaz de denunciarlas y luchar hasta encontrar justicia.
En México, sostiene que la lucha por la democracia ha sido larga y difícil, lo que hace que múltiples sectores de la sociedad se organicen para defender sus derechos.
“Es ahí donde surgen, o más bien dicho, se gestan los luchadores sociales o activistas políticos” que durante los ya casi 44 años de buscar a familiares desaparecidos, ha sido testigos y en ocasiones hasta partícipes, de las diferentes acciones de resistencia del pueblo, al acompañarlo en sus diferentes frentes de lucha.
Entre estos luchadores sociales se encuentran estudiantiles, sindicatos, por vivienda digna, en defensa del ambiente, por los derechos de las mujeres, las demandas de los profesores democráticos, las luchas de los pueblos indígenas y las campesinas.
“Indígenas y campesinos, en particular, han resistido durante décadas los embates y agresiones de los malos gobiernos. Las cárceles de México están llenas de activistas y luchadores sociales”, asegura Ibarra de Piedra.
La también exsenadora de la República (2006-2012) sabe que es un modelo de vida y lucha para los mexicanos y el mundo, sin embargo, considera que el mayor ejemplo, ha sido el de cumplir con su responsabilidad de ser madre.
“Le di la vida a mi hijo y he de luchar por su vida, a pesar de todas las adversidades.
“El logro más grande de los familiares del Comité ¡Eureka! fue que el pueblo de México y los del mundo supieran que los gobiernos sátrapas de México practicaban la desaparición forzada.
“También, fue importante que nuestra sociedad hiciera consciente que la desaparición forzada es un delito de lesa humanidad que no prescribe hasta que aparece la persona detenida. Este ha sido el gran ejemplo y logro: buscarlos vivos y encontrar a 148 desaparecidos con vida”.
.-¿Cuál cree que sea su misión en la vida? ¿La ha cumplido?
-Quisiera que los estragos del paso del tiempo no afectaran mis fuerzas y energía para seguir luchando con el ímpetu de la juventud. Tengo la conciencia tranquila. He luchado todo lo que he podido por encontrar a los nuestros. Mi misión estará cumplida cuando conozcamos la verdad sobre nuestros familiares.
Rosario Ibarra de Piedra termina la charla en su sillón preferido de la sala de su casa ubicada en el norte del país, donde un día común transcurre tranquilo y lleno de recuerdos, como ella misma dice.
Adora la carne asada; de hecho, es su comida preferida. Se dice también amante de los animales.
“Siempre hemos querido mucho a los animales, el jardín de mi casa familiar en Monterrey que tanto disfruté con mis hijos y nietos era un zoológico, y lo digo literalmente”, dice con un rostro sonriente enmarcado en un hermoso y platinado cabello cano.