viernes, diciembre 27, 2024
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México debe retener a sus niños sobredotados: Andrew Almazán

REDACCION

México no sólo debe invertir en detectar a niños sobredotados, sino también trabajar en brindarles espacios para que desarrollen sus capacidades y sus aportaciones se queden en el país, aseguró el doctor Andrew Almazán Anaya.

Andrew es doctor en Innovación Educativa, tiene cinco maestrías, es psicólogo y médico cirujano. En 2016, inició un proyecto de investigación sobre un nuevo modelo educativo para los alumnos sobredotados en México y, actualmente, es director del Departamento de Psicología y de Investigación del Centro de Atención Al Talento (Cedat).

En entrevista con Notimex, el joven de 24 años de edad declaró que aún es poca la detección de niños con alto rendimiento cognitivo, pero lo más importante es que existan instituciones que brinden una atención distinta a la que se da en el sistema educativo nacional.

“Lo que es mas complicado no sólo es detectarlos, sino que tengan un lugar donde llegar, es como el talento deportivo que se detecta, pero ahora a dónde van a entrenar, ese es el punto donde hace falta un poco más de conciencia”, aseveró.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en México existen alrededor de un millón de niños con inteligencia sobredotada, sin embargo, sólo se han detectado nueve mil casos por el Cedat.

“Mínimo la mitad de ese millón deben de estar en México porque tenemos el fenómeno de fuga de cerebros, de ahí nueve mil han sido detectados, eso significa que gran parte aún siguen perdidos en el sistema educativo, incluso muchos con malos diagnósticos o pensando que son alumnos problema cuando realmente tienen más capacidad”.

Explicó que para detectar a un niño sobredotado, se realizan pruebas especializadas de inteligencia que miden el coeficiente intelectual (IQ) de una persona respecto a los de su misma edad. El promedio es de cien puntos y a partir de 114 se habla de un porcentaje alto, aunque la OMS determina un IQ de 130 para ser considerado sobredotado.

Dichas pruebas deben ser aplicadas por psicólogos calificados, pues el 93 por ciento de los niños sobredotados son confundidos y mal diagnosticados con el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).

En este sentido, Andrew Almazán desarrolló el Perfil del sobredotado, el cual publicó en el artículo de Conacyt «El verdadero rostro del niño genio», donde explica que “los niños con sobredotación intelectual expresan aprendizaje rápido, hiperactividad, sensibilidad emocional, distracción, gusto por armar objetos y predisposición a conversar con mayores”.

No obstante, consideró que estos niños representan una minoría vulnerable en las escuelas, pues son propensos a recibir bullying.

“Se trata de ver cómo evitar que la inteligencia sea un estigma, en lugar de señalarlo como nerd hay que buscar cómo integrarlo o cómo darle más conocimiento. Si a un niño se le dan los conocimientos, las habilidades y el entorno adecuado, pueden ser niños normales aprendiendo a su propio ritmo”.

Andrew Almazán mencionó que la edad es otra de las limitantes que enfrentan los niños sobredotados, pues aunque tienen la capacidad de avanzar en sus estudios académicos no son aceptados por las instituciones.

“Si un niño tiene inteligencia no tiene que quedarse estancado en un sistema que no tienen la calidad todavía, debe tener la posibilidad de avanzar y posiblemente de sentirse aceptado”, dijo.

Expresó que si se cultiva de manera adecuada una mente puede llegar a hacer grandes aportaciones a la ciencia, las artes, el emprendimiento y la tecnología. Sin embargo, Almazán Anaya advirtió que si el sistema no responde a sus necesidades se genera la fuga de cerebros.

Este fenómeno no es conveniente para el país, pues aunque en otro lugar tendrá las oportunidades, dicha nación buscará retener esa mente.

“También es por un aspecto genético, si un sobredoado se va, los hijos y los nietos de esta persona es probable que también sean más inteligentes, pero van a nacer en otro país y van a aportar allá, entonces México habrá perdido no sólo a ese joven sino a sus futuras generaciones”, añadió.

Andrew enfatizó en que se debe fortalecer la detección y atención de niños sobredotados con instituciones que atiendan sus necesidades, sobre todo en la etapa de la educación básica, pues regularmente se brinda el apoyo hasta la universidad.

“Ahí es cuando lo niños se desesperan y cuando llegan a la universidad su primer sueño es irse del país, porque socialmente están más dañados y eso es lo que estamos cambiando, el crear un amor hacia México hacia una responsabilidad social”, expresó.

Hoy en día, Andrew Almazán busca acercar instituciones como el Cedat a más regiones del territorio nacional, para ofrecer entornos propicios y detectar a más niños con inteligencia superior. Asimismo, trabaja para que el gobierno instaure el Día Nacional del Sobredotado el 30 de mayo, para que este sector sea visto y tomado en cuenta.

“Antes se decía el niño genio no requiere ayuda, que por sí sólo va a salir sin necesidad de que alguien lo apoye, eso está cambiando, un niño sobredotado va a aprender más pero no significa que la vida vaya a ser sencilla, va a ser más complicada porque estará siempre dispar al promedio.

“Vemos el potencial de que México es único en toda América Latina pues tiene centros ya especializados, nos falta un poco para alcanzar a Europa o Estados Unidos, pero ya es parte de la conciencia social”, declaró.

Uno de los casos de éxito de una educación diferenciada es el de Dafne Almazán Anaya, hermana de Andrew, quien a sus 13 años se convirtió en la psicóloga titulada más joven del mundo y hoy, con 17 años, tiene una maestría en Educación y estudia un doctorado y otra maestría en Enseñanza de las Matemáticas en la Universidad de Harvard.

Dafne resaltó que los niños sobredotados necesitan de una forma de aprendizaje distinta a la del sistema educativo, principalmente en el entorno de desarrollo social que les garantice una educación libre de bullying y acorde a sus habilidades.

“Buscamos que académicamente se potencie su inteligencia, pero lo más importante es que sea un ambiente libre de bullying, que convivan con otros niños que son de su misma edad pero que tienen sus mismas habilidades”, dijo.

Dafne Almazán está convencida de que los niños sobredotados son parte del futuro en el desarrollo social, económico y científico, por lo que hace tres años inició una campaña para que se detectaran más menores con estas características, que está enfocada a romper las barreras de estereotipos de edad y género.

“Una niña sobredotada se puede enfrentar a muchos estereotipos sociales que se tienen, de que la niña no debe ser diferente, que debe estar callada, quieta, que no debe decir lo que opina, por ello es muy difícil detectarlas, las niñas se adaptan al sistema y esta capacidad se puede perder con el tiempo”, agregó.

Dafne aprendió a leer y escribir de manera autodidacta a los tres años, a los seis realizaba operaciones matemáticas básicas y comenzaba a adquirir conocimientos más avanzados en álgebra y trigonometría. Dominaba ciencias naturales, historia, geografía y civismo.

A los siete años recibió su certificado de primaria, a los ocho concluyó su secundaria y a los 13 se graduó como licenciada en psicología, mientras que a sus 17 años, en febrero de este año, fue admitida a un posgrado en Harvard, convirtiéndose en una de las más jóvenes alumnas de maestría en esta universidad.

“En mi caso, yo quiero enfocarme más a las niñas sobredotadas y poder ayudar a que jóvenes y niñas alcen la voz, que muestren que son diferentes para que podamos detectarlas y puedan vivir una vida en la que no se sientan mal por ser así o puedan potencializar sus capacidades».

“También quiero lograr que las matemáticas en México se puedan ver de una manera diferente, porque ahorita se ven aburridas o difíciles cuando depende mucho de cómo les enseñas”, aseguró.

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