REDACCION
El embajador de México ante el Vaticano, Alberto Barranco, informó que en las próximas semanas podría presentar sus cartas credenciales al papa Francisco, a quien reiterará la invitación del gobierno para que visite el país.
En entrevista luego de la reunión privada que sostuvo en Palacio Nacional con el presidente Andrés Manuel López Obrador, Barranco Chavarría destacó que Francisco tiene invitación permanente. Sin embargo, «el papa dice que mientras no visite otros países que están en la agenda no puede volver a nuestro país. Él ya vino en 2016”, acotó.
Sobre la fecha de entrega de sus cartas credenciales, comentó que en cuanto llegue al Vaticano se dará aviso a las autoridades, «y ellos deciden cuándo me reciben. Espero llegar los primeros días de octubre”.
Declaró que la instrucción que le dio el presidente López Obrador es trabajar y “dar a conocer lo que estamos haciendo en el gobierno y tratar de estrechar las relaciones con la Iglesia y, en especial, con el Estado Vaticano”.
Destacó que entre los retos que tiene como diplomático está mantener una línea de respeto absoluto a la Iglesia Católica, entendiendo que México ha tenido una lucha muy intensa.
En el país “ha habido mucha sangre entre hermanos, por la cuestión del laicismo. Yo me he declarado católico y al mismo tiempo juarista. Conozco perfectamente la historia de México, conozco lo que ha pasado en el marco de las luchas internas, creo que esa relación de respeto se debe mantener, pero cada quien en su lugar”.
Sobre si se hará una invitación formal al papa Francisco para que participe en el proceso de pacificación del país, dijo que en este momento ese asunto no está en la agenda formal, “la única invitación es para que visite México y que, bueno, sienta que los miles de católicos lo recibirán con gran entusiasmo”.
Además, si decide venir al país, será recibido como tal, independientemente de los temas de la agenda, dado que hay una coincidencia en cuanto a la austeridad, agregó.
“El papa tenía recintos muy lujosos, decidió no usarlos. Vive en lo que sería el equivalente a un hotel en el Vaticano, que sería el equivalente a un hotel donde se recibe a los obispos que van a los sínodos.
«Él vive en una habitación modesta, no utiliza crucifijos de oro, sino de plata. No es un papa que tenga una personalidad con apego a las cuestiones de carácter mundano, frívolo, sino de apego a los pobres, y en eso coincidimos totalmente”, concluyó.