REDACCIÓN
Luz Gamboa, pintora duranguense que ha inspirado su obra en la figura de las indígenas de todo el país con las que ha convivido, expondrá su obra «Mujeres de Luz», como un tributo a la fortaleza que caracteriza a las mujeres de todo el mundo.
Como parte del Día Internacional de la Mujer, “Mujeres de Luz” se exhibirá del viernes 8 al 15 de marzo en el Congreso de la Ciudad de México, donde la Comisión de Cultura abre sus puertas a esta muestra.
La exposición permite apreciar los rostros, figuras, flores, colores, tradiciones, oficios, las raíces, así como el garbo y orgullo de las mujeres indígenas y sus comunidades.
Luz Gamboa plasma en cada obra, en cada lienzo a mujeres tepehuanas, huastecas, mazahuas, rarámuris, huicholes, mayas y otomíes, entre muchas otras, de quienes captura, en técnica como el óleo sobre tela. los rasgos dulces, de alegría o tristeza, flores, bellos colores e incluso de la dureza propia de algunas de las regiones donde habitan.
La pintora comentó, en entrevista con Notimex, que sus inicios fueron inspirados en las indígenas de la sierra de Durango, donde ella nació y vivió su infancia.
Posteriormente, de manera autodidáctica, continuó pintando y a la fecha ha convivido con indígenas de diferentes comunidades del país.
Entre las obras que expondrá este año en ocasión del Día Internacional de la Mujer, están pinturas como “Día de fiesta, “Muchacha huichol”, “En la milpa”, “Mujer huasteca”, “Vendedora de flores”, “La aguadora”, “Rostro maya”, “Joven tarahumara”, “Muchacha chiapaneca”, “Mujer juchiteca”, Mujer lacandona” y “Deleite mexicano”.
En su galería personal, otra de sus obras destacada es «La escarda», oleo/tela de 160X160 que muestra a tres mujeres desarrollando esta ardua labor dentro de la agricultura, o bien a una tarahumara junto con su trabajo de cestería; la alfarera purépecha, la amuzga, la indígena de la lucha diaria, o sencillamente la quietud que emana del rostro maduro de una abuela.
Fue en 1990 que, impulsada por su amor y admiración hacia la cultura y tradiciones de los pueblos indígenas de México, decidió dedicarse de tiempo completo a plasmar a las mujeres mexicanas en sus lienzos.
Asimismo, la luz que emana de sus orígenes, rostros, vestuarios y oficios, como artesana o campesina, como efigie viviente que transmite la vida rural, cotidiana real, hasta sus tradicionales fiestas.
Luz Gamboa ha expuesto su arte no sólo en México, donde suma una importante cantidad de muestras, como en el Estado de México, en más de 20 ocasiones, sino que también ha llevado su trabajo a Canadá y Estados Unidos, donde presentó la exposición «Master of the Imagination. The Latin American Fine Art Exhibition» en la Gallery Agora, o bien figura entre los artistas permanentes en la galería «Dixie», en Atlanta, Georgia.
En su charla con Notimex, recordó que comenzó a interesarse por la mujer indígena desde que era muy chica, en su lugar de origen que también era muy chico, Potrero de Cháidez (Tepehuanes).
Añadió que años después visitó su tierra natal y ha convivido con las mujeres de diversas comunidades, que han sido sus modelos y que la han llevado plasmar toda esa fortaleza con la que defienden y protegen sus raíces.
Enfatizó: «Pinto a la mujer indígena y trato que en mi obra se observe todo lo que ellas hacen en sus comunidades».
Luz Gamboa comentó que «estar y convivir con ellas me permite conocer sus oficios, tristezas o alegrías, y toda esa fortaleza natural que tienen para defender sus raíces y tradiciones, eso es lo que plasmo”.
Señaló que en Oaxaca convivió con las chinantecas que hacen el vestuario de la Guelaguetza; “con ellas conviví en sus actividades y en sus fiestas, como lo hice en Durango con las tepehuanas», lo que le ha permitido desde sus propias regiones, pintar lo cotidiano en la vida de estas mujeres.
Por ello, ha plasmado imágenes desde lavar ropa a la orilla de un río o realizar todo tipo de trabajo, caminar por una vereda, vender alguna mercancía o participar en la fiesta de su entidad.
En la muestra pictórica de Luz Gamboa, que será inaugurada oficialmente este jueves, la artista reconoce a las mujeres de todo el mundo y les rinde un tributo al pintar el esplendor de sus raíces, su realidad, sus oficios, sus paisajes y en sí la belleza de la figura femenina, pero sobre todo del garbo de las indígenas de México.
