martes, diciembre 9, 2025
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Punto Final • José Eder Santos Vázquez

Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2025: Crónica de un renacer literario

 Mientras caía la tarde sobre los pabellones de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) 2025, los pasillos seguían latentes, entre mesas repletas de libros, charlas que se desbordaban y lectores interesados por las novedades, la feria se extendió como un gran torrente de palabras, ideas y esperanza, pero sobre todo de nostalgia porque culminaba una edición más.

Las autoridades de la FIL Guadalajara anunciaron el cierre con una cifra histórica: 953,112 visitantes, cifra superior a la del año anterior, en total, la feria congregó a 973 autores, quienes participaron en 648 presentaciones de libros, además de seminarios, mesas redondas y exposiciones; a lo que respecta, Marisol Schulz, titular de la FIL Guadalajara, aseguró que se registraron ingresos por 131 millones 258 mil 454 pesos y egresos por 128 millones 100 mil 379 pesos, teniendo una utilidad relativa de tres millones 185 mil 75 pesos.

Uno de los instantes más conmovedores, fue la participación de Joan Manuel Serrat, quien desbordó el evento, su presencia abarrotó el recinto, superando con creces las expectativas: miles reclamaron entrada, y, quienes dentro presenciaron su intervención, fueron testigos de un diálogo profundo entre arte, memoria y compromiso. Serrat evocó sus años de exilio en México, su vínculo con la cultura local y reflexionó sobre la migración, la memoria y la libertad, las lágrimas de algunos asistentes se mezclaron con aplausos, música compartida y un sentido canto colectivo que transformó un salón en un espacio íntimo de fraternidad literaria.

Otro momento destacado fue la presencia de Chimamanda Ngozi Adichie, reconocida voz global en literatura y feminismo. En su conferencia magistral, defendió la literatura como una herramienta vital de empatía, cuestionamiento social y renovación ética, sus palabras resonaron con fuerza, una invitación a imaginar sociedades más justas a través de las historias que elegimos leer.

No menos relevante fue la manera en que la edición 2025 reafirmó su papel como punto de encuentro cultural global: con 2,790 sellos editoriales de 64 países presentes y una oferta de cerca de 450,000 títulos, el evento mostró su fortaleza como epicentro de la edición hispanoamericana, sin duda es el músculo literario que se está forjando en nuestro país.

La FIL se transformó en un crisol de experiencias: jóvenes estudiantes asistiendo a charlas, familias explorando nuevas lecturas, editoriales independientes conviviendo con grandes sellos; traductores, agentes literarios, promotores culturales, todos bajo un mismo techo. El intercambio no fue sólo literario: en cada esquina, en cada módulo, se respiraba una posibilidad de diálogo entre diversas realidades geográficas, ideológicas, generacionales; la literatura pareció abrirse como puerta: hacia nuevos mundos, otras épocas, otras voces.

Y más allá de las paredes de Expo Guadalajara, la fiesta del libro se vivió en sedes alternas: universidades, centros culturales y hoteles, un corredor de ideas que extendió la FIL a la Ciudad entera, cuando las luces se apagaron sobre la edición 2025, ya se encendió el anuncio que promete una edición 2026 inolvidable: Italia será el país invitado de honor en la próxima FIL.

La elección de Italia no es casual, coincide con el 150 aniversario de relaciones diplomáticas con México y, a través de la celebración del 40 aniversario de la FIL Guadalajara, la intención, aseguran los organizadores, es profundizar un diálogo cultural centenario, poniendo al alcance del público mexicano la riqueza de la literatura, el pensamiento y la edición italiana, así como la oportunidad de descubrir nuevas generaciones de escritores europeos.

El lema con que Italia aterrizará en Guadalajara será: “Il mondo ci parla come un grande libro”, “El mundo nos habla como un gran libro”, una invitación a escuchar, leer y conectar; si algo evidencia esta edición 2025 de la FIL es que la literatura sigue viva, necesaria, urgente, que una feria de libros puede ser, más allá de ventas y novedades, un espacio de encuentro, de memoria compartida, de tonos diversos que confluyen.

Y con Italia al horizonte, la promesa será de un puente transatlántico de palabras, historias y resonancias, porque al final, la FIL no es sólo una reunión de autores: es un latido de comunidad, de sueños y de voces que insisten en ser escuchadas.

 

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