miércoles, junio 26, 2024
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A mi manerA

* Suicidio para el país.
* La misma estrategia.
* Debate de basura.

Por Julio A. AGUIRRE

El hombre será de la calidad de la educación que se le dé. Luis Herrera de la Fuente.
Parecía un evento «normal» el celebrado en el Aula Magna del edificio de Rectoría de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), ahí el rector Jorge Olvera hizo entrega de apoyos y estímulos a alumnos.
Llegó de pronto un discurso corto, claro y contundente que abarca el futuro de la educación en el Estado de México y el país.
El rector se pronunció en contra de los recortes presupuestales que se  estima podrían golpear a las universidades públicas para el año próximo. Hacerlo, dijo, representaría un «suicidio para el país».
Más que una frase espontánea lo dicho por Olvera García encierra una gran verdad y enorme contenido que exige el conocimiento y convencimiento de nuestras autoridades federales y estatales para que rasquen por otro lado en sus proyectos de «apretarnos el cinturón» y «hacer más con menos».
Está en juego el futuro del país, así de simple.
El responsable de la Máxima Casa de Estudios en la entidad expuso que para desterrar el insulto o la agresión debemos enfocarnos en educar al pueblo. Y citó a Justo Sierra cuando dijo: «Es la educación la que genera mejores condiciones de justicia, educar evita la necesidad de castigar»; por ello debemos -dijo- situar nuevamente a la educación contra el motor de cambio para nuestro país, de ahí la importancia de fortalecerla y otorgarle más recursos.
Jorge Olvera se dio tiempo para -sin dedicatoria alguna- opinar sobre la oposición al matrimonio igualitario. Representa, dijo una «retrógrada visión de la cerrazón»; pues la familia va más allá de establecer un modelo único, se logra con la unión de quienes buscan un mismo fin, protección, apoyo, y ayuda mutua».
Llamó la atención la carretada de calurosos aplausos otorgados por los presentes.
MÁS DE LO MISMO
La mejor forma para recibir insultos es sometiéndose a ellos. Si el hombre respeta será respetado. William Hazlitt.
El Estado de México y la Ciudad de México, quieran o no sus gobernantes, están estrechamente ligados y lo malo que sucede aquí repercute allá y viceversa.
No hace mucho Enrique Peña Nieto y Marcelo Ebrard Casaubon, entonces gobernador del Edomex y Jefe de Gobierno del DF respectivamente, lograron unirse en búsqueda del beneficio de sus gobernados.
Uno del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y otro del Partido de la Revolución Democrática (PRD), además, ambos personajes con aspiraciones presidenciales. Con pacto o sin él ambos políticos trabajaron por su lado y conjuntamente resolviendo los problemas que, insistimos, atañen a los ciudadanos.
Fuimos testigos de la invitación de Peña Nieto a Marcelo Ebrard a los informes de actividades del mexiquense y viceversa. Todo iba bien hasta que se acercaron los tiempos de elección por la silla presidencial.
De la noche a la mañana se acabó la buena relación surgiendo problemas y acusaciones de un lado y del otro.  El interés político electoral los invadió y llegaron los «cocotazos», con el final de sobra conocido.
Ese pasado ha regresado con los actuales gobiernos mexiquense y de la Ciudad de México.
Uno lanzó la piedra (acusación) de que el Estado de México contamina el aire en la Ciudad de México; el otro no se quedó callado y emplazó al vecino para que a la brevedad cumpla con la recomendación de la Comisión de Derechos Humanos y busque dónde depositar sus 8 mil toneladas de residuos que traen todos los días.
El problema de la basura no es tema de menor sin embargo justo hoy sale a la luz dado que a ambas cabezas alguien les calentó les dijo al oído que pueden llegar a ser presidente de México.
La armonía y el trabajo conjunto para solucionar problemas que atañen a los ciudadanos al parecer se van al caño. Hoy se defienden intereses personales y partidistas; apartar piedras que estorban en el camino a Los Pinos.
Ciertamente fue el vecino -Ciudad de México- quién lanzó la primera piedra, erróneamente quiso ponerse el traje de víctima sin reconocer y entender que pueden ser los victimarios.
El que se lleva se aguanta. Ya tenemos, pues, un debate de basura.
Tal vez lloré o tal vez reí/ tal vez gané o tal vez perdí/ ahora sé que fui feliz y si lloré también amé, puedo seguir hasta el final…A mi manerA.
Correo electrónico:
aguirre@8columnas.com.mx

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