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A mi manerA

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Javier Duarte Ochoa. Metido en un laberinto sin salida.

Por Julio A. AGUIRRE

* Qué regresen…lo
que se llevaron.
* La cabeza de Duarte no es suficiente.
* Otros partidos en
las mismas.

El hombre moderno, ávido de poseer, es poseído por las cosas que posee. Emma Godoy.

No tenemos la más remota idea de cuándo, cómo y quién impuso en este país la moda de la corrupción, táctica que sirve para enriquecer a algunos y perjudicar a millones de ciudadanos inocentes.
El caso del gobernador -a estas alturas seguramente etiquetado como ex mandatario- de Veracruz, ha sido tema central acaparando miradas al interior y exterior del país.

Afortunadamente -para algunos todo lo contrario- ha sido, durante la administración de Enrique Peña Nieto, cuando la podredumbre ha salido a flote salpicando de lodo a muchos ex y funcionarios públicos en activo.

El Partido en el poder (PRI) se auto elogia y cataloga como un hecho histórico el distanciamiento con Duarte de Ochoa, quien por cierto ayer mismo envió al Congreso local una solicitud para separarse del cargo-.

Pocas por no decir nulas acciones y declaraciones. Demasiado tarde, también, aunque por ahí se señale que nunca es tarde para corregir, para cambiar.

En el caso de Javier Duarte, más allá de que se le compruebe de lo que lo acusan, preguntamos: ¿dónde estuvo el Comité Nacional Ejecutivo del PRI durante casi la conclusión de su administración? ¿Cómo no vieron, captaron o indagaron las denuncias durante tanto tiempo?

Muchos de los priistas, principalmente los «altos jefes», estuvieron felices y contentos durante el primero, segundo, tercero, cuarto, quinto y casi sexto año de rendición de cuentas en el puerto de Veracruz; y además se dieron el lujo de cacarear los grandes logros y avances del citado personaje.

En mi rancho solemos decir que tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata.

Lo que pretende el Partido Revolucionario Institucional con su férrea postura actual, lo sabemos todos: Limpiar la imagen del partido por el cochinero que les hizo Javier Duarte, que podrá costarles muy caro en el 2018.

Tan grande y caro como perder la silla principal del país. Corresponde a las autoridades investigadoras, al Congreso de la Unión, al partido tricolor, y al mismo priista número uno del país presionar para, en caso de ser certeras las acusaciones en contra de Javier Duarte, mandarlo a prisión. Recuerden y apliquen, por favor, su frase favorita: «¡Nadie por encima de la ley»!

Hay quienes aseguran que el futuro de Ochoa está en un pequeño cuarto adornado con barrotes.

¡Qué bueno… si lo merece!- todo señala que así será- pero ojo, la justicia no concluye ahí.

Hoy en su etiqueta de ex mandatario el país entero grita y exige que Javier Duarte regrese… ¡Lo que se llevó!

QUE FÁCIL

¿Uno que no sepa gobernarse a sí mismo, cómo sabrá gobernare a los demás? Confucio.
Hemos señalado que la política es el arte de no hacer nada y ganar mucho. Alcanzar un cargo público significa llegar sin nada e irte con todo. Son años de vivir en el lujo y la opulencia; si por ahí te cachan y te meten a la cárcel, no pasa nada; en ella (prisión) sigues viviendo como rey.

Estarán presos pero seguirán subsistiendo como reyes. No se vale. Eso no es justicia, o resulta justicia incompleta.

La postura del Partido Revolucionario Institucional es más cuestionable que elogiable. ¿Piensan seguirse de largo con otros mandatarios y ex gobernadores que han sangrado bestialmente al país? ¿Por qué unos sí y otros no? ¿Son tan inocentes que piensan que el caso Javier Duarte les dará para limpiar la imagen de corruptos y evitar una posible caída del poder?

No es así. Una aspirina no alivia el cáncer.
Por obligación y sobre todo convicción no queremos generalizar. En el Partido Revolucionario Institucional han existido, y existen, buenos hombres, personajes comprometidos con la sociedad. Actores bien nacidos, decía la abuela de mi hermano.

Tampoco se pretende hacer leña del árbol caído. La maldita corrupción es una plaga que se extiende y penetra en TODOS los partidos políticos.

Acción Nacional no puede ni tiene argumentos para expresar: «Tengo las manos limpias». El Partido de la Revolución Democrática (PRD), por lo mismo, y de ahí siga la lista hacia abajo.

El tema corrupción, más impunidad, explotó en la actual administración que no significa que en seis años se dio y extendió. Todos, algunos más otros menos somos o seremos corruptos. Tenemos en el país grandes maestros que saben de esto largo rato. Ahí se ven.

Tal vez lloré o tal vez reí/ tal vez gané o tal vez perdí/ ahora sé que fui feliz y si lloré también ame, puedo seguir hasta el final…A mi manerA.
Correo electrónico: aguirre@8columnas.com.mx

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