Por Julio A. AGUIRRE
La desdicha es el vínculo más estrecho de los corazones. Jean de la Fontaine.
Fechas de alegría, de paz, de tranquilidad, de unión familiar, de buenos deseos. De compras, de regalos, de abrazos y de besos.
Lástima que el Estado de México tenga que pasar una «Amarga Navidad», una «Noche Triste», por la tragedia sucedida en el municipio de Tultepec, «el templo de la pirotecnia», en el país y más allá.
Pensamos iniciar este espacio como solemos hacerlo en otras ocasiones, con buenos deseos para todos. Hoy se nos hace complicado ver color de rosa las fiestas decembrinas. La cena -lo que se pueda y tenga- del 24 no sabrá tan rica; el choque de copas y las uvas en la despedida del 2016 y la llegada del 2017 sabrán agrias.
El Estado de México se sacudió con la explosión sufrida el pasado martes 20 de diciembre. El estallido sacudió a la entidad y al país. 33 muertos y más de 70 heridos números que retumban en el cerebro y corazón de los mexiquenses, de los mexicanos en general.
Tras la desgracia vino de inmediato la reacción y la solidaridad de municipios vecinos a Tultepec, de los estados. Rescatar e identificar cadáveres era la orden, obligación y convicción del gobierno federal.
Trasladar a distintos hospitales a los heridos, entre ellos niños, llevarlos incluso al extranjero son momentos y escenas conmovedoras y desgarradoras.
Este sábado en los hogares de los mexiquenses, de los mexicanos, habrá -la vida tiene que continuar- el arbolito de navidad, el intercambio de regalos, abrazos y besos pero, consideramos, no será igual…no será lo mismo.
Una oración para las personas fallecidas. La esperanza y máxima vibra para los heridos. Un abrazo fuerte muy fuerte para los hijos que se quedaron sin padre, para los padres que perdieron a los hijos, para los abuelos que no verán a los nietos y para cientos de familias que han perdido al ser querido.
Hoy, antes de enviar el acostumbrado agradecimiento a las personas que a bien tuvieron recordarnos y desearnos lo mejor, que tuvieron la fuerza y el carácter suficiente por aguantarnos un año más de vida laboral.
De dar gracias a Dios por aguantarnos en este mundo otro año más, queremos abrazar a todas las familias mexiquenses que pasarán una «Triste Navidad» por la irreparable pérdida del ser amado.
Hoy nuestro estado de ánimo no está para cuestionar y criticar a los falsos funcionarios públicos; esos que dicen velar por los intereses del pueblo, mismos que estando el país en desgracia y emergencia financiera se llenan los bolsillos de billetes con el fétido olor de corrupción e impunidad.
Hoy, en medio de la tragedia y el luto que envuelve al Estado de México, surgen partidos y políticos mostrando su feo rostro de «buitres»; esos que buscan culpables, que piden responsables, que buscar sacar raja política-electoral y que les vale el dolor ajeno mientras ellos salgan ganando.
Ojalá no se ahoguen con el rico vino que tomarán y se les atoren los más exquisitos manjares que cenarán la noche de este 24 de diciembre.
La educación que mamamos en casa nos impide desearles mal alguno.
Allá ellos y su conciencia.
Por hoy, no más.
Correo electrónico: aguirre@8columnas.com.mx






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