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A mi manerA

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Pedro Kumamoto, independiente tenía que ser.

* ¡Ahora o nunca!
* Gracias, Kumamoto.
* Ricardo Anaya, KO.

Por Julio A. AGUIRRE

La mala noticia es que el tiempo vuela. La buena noticia es que tú eres el piloto. Michael Althusler.

Cuando el Instituto Nacional Electoral (INE) solicitó más de 25 mil millones de pesos (leyó usted bien, más de 25 mil millones de pesos), para el desarrollo de las elecciones federales del 2018, a dichos consejeros les ardieron las orejas ante tanta mentada de la sociedad mexicana.
¡Como si los billetes, en cantidades tan absurdas, se dieran en árboles! Como llegar a un restaurante y pedir una orden de enchiladas.
Es el financiamiento más alto de la historia, se justifica el Presidente Consejero Lorenzo Córdova.
Ellos felices, y más todavía los partidos políticos; chicos y grandes, pobres o ricos que no tienen llenadero, que entre más reciben más familiares se enriquecen.
Un robo a lo bestia hacia el pueblo mexicano. Una burla y una bofetada para cientos de millones de ciudadanos sumidos en el hambre y la miseria. Una democracia brutalmente cara, y todo para que, durante las elecciones, el abstencionismo se registre en más del 50 por ciento.
¡Qué terquedad la de los consejeros electorales y partidos políticos en comprar votos! Una democracia en pañales de seda para políticos «sucios» que no avisan ni saben ir al baño.
¡Hay que limpiar toda esta suciedad de una vez por todas! En la sociedad, cada día más harta, está el hacerlo. Ellos, políticos que ajustan las leyes para su conveniencia son muchos, pero nunca superior en número a millones de mexicanos.
Hay, sin embargo una buena noticia, una ¡excelente noticia!
¿Usted había escuchado el nombre de Pedro Kumamoto? Los del estado de Jalisco seguramente sí. Es diputado local independiente ¡tenía que ser!, autor de la idea y ahora ley «#SinVotoNoHayDinero».
Conocido es que los partidos políticos reciban un financiamiento de acuerdo al número de votos registrados en los comicios, y no derivado de las personas registradas en el padrón.
Nuestro reconocimiento a Kumamoto por dicha iniciativa, pero nuestro agradecimiento para los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, quienes en una votación de 7 a 4 validaron dicha ley.
El primer paso está dado, los partidos políticos estatales han puesto el grito en el cielo y se desgarran la vestidura, pero se joden.
Por cierto, dicha iniciativa llegó a San Lázaro (Congreso de la Unión), misma que, como va, fue enviada a la congeladora. Obvio, significa un certero madrazo a partidos políticos, chicos y grandes.
Vemos -¡eso deseamos!- venir nuevos aires al respecto. Cuando los congresos estatales sigan el ejemplo y/o cuando la ley esté en nuestra Constitución, se habrá dado un paso contundente en el saber gastar.
Los ciudadanos no merecemos los políticos que tenemos, y la Democracia no vale ni una quinta parte de lo que se gasta.
La razón es el máximo armamento para que el pueblo se levante y señale ¡No más!
Consejeros electorales y partidos políticos han estirado tanto la liga que les reventará en plena jeta. Al tiempo.
COMO VA…
En el tobogán… no hace mucho era llamado «El Chico Maravilla»; en su partida del Congreso de la Unión fue despedido como un héroe. Increíblemente los mismos enemigos, PRI-PAN entre otros, hablaron maravillas de un joven que mostraba hechuras pocas veces vistas.
Ricardo Anaya dio un giro de 180 grados al convertirse en el Líder Nacional del Partido Acción Nacional. Se olvidó de todos y sólo pensó en él. Obviamente quiere ser candidato a la presidencia de la República.
Se le nubló la vista y perdió el paso. Ciertamente bajo su gestión el PAN ganó importantes gubernaturas; recuperó terreno electoral y avivó la esperanza para que el blanquiazul regresara, en 2018 a Los Pinos.
Hoy el «chavo maravilla» no siente lo duro cuanto lo tupido: Ya le «tira» Madero, lo mismo Margarita Zavala, no se diga Moreno Valle, y por si algo faltara anda en un lío familiar -conflicto de intereses, lo acusan-.
Ricardo Anaya vive en carne propia lo sucedido con su candidata a la gubernatura del Estado de México, Josefina Vázquez Mota, a quien acusaron del mismo supuesto delito -¡qué coincidencia! con su familia, y de haber recibido dinero del gobierno federal para su fundación.
La duda se hizo mancha hasta que las mismas autoridades federales anunciaron que la familia de Vázquez Mota estaba limpia de toda culpa.
Un alivio por un lado, pero un golpazo que la dejó abajo del PRI, de Morena y del PRD en recaudación de votos. La conclusión de la investigación llegó al cuarto para las 12; el mal ya estaba hecho, electoralmente hablando.
Hoy Ricardo Anaya vive lo mismo, y mientras se aclara la inocencia o culpabilidad, electoralmente ya se lo chupó el diablo. Al tiempo.
Tal vez lloré o tal vez reí/ tal vez gané o tal vez perdí/ ahora sé que fui feliz y si lloré también amé, puedo seguir hasta el final…A mi manerA.
Correo electrónico:

aguirre@8columnas.com.mx

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