* Sangre caliente, mente fría.
* Cataclismo político.
*Más grande y querido que nunca.
Por Julio A. AGUIRRE
La recompensa de los grandes hombres es que, mucho tiempo después de su muerte, no se tiene la entera seguridad de que hayan muerto. Jules Renard.
El ser humano más pasivo del país tiene motivos y espacio en mente y corazón para sentirse traicionado, agraviado debastado; pero tiene, antes que nada, un corazón que no les cabe en el pecho.
Ante la desgracia, primero el salir a la calle, el apoyar de mil formas y de una manera sincera y desinteresada al hermano en problemas. No hay dificultades, no hay envidias, no hay protagonismo, no hay falsedad ni hay, tampoco, momento para la foto, (hablamos del mexicano «común y corriente», lista que no incluye NINGUN político y partido).
De lo que es capaz el mexicano unido, no tenemos dudas; ejemplos hay bastantes. Sismos, inundaciones, explosiones y otros fenómenos naturales -y los provocados por la ineptitud de nuestros políticos- quedan en corazón y mente de todos y cada uno de nosotros.
Ya sabemos que México es fuerte. Ya sabemos que México es un gigante que se dobla pero no se quiebra. México se pondrá de pie pese a nuestros funcionarios públicos.
El mexicano es por naturaleza un ser humano con la sangre caliente y la mente fría.
Hoy el país entero sufre por la desgracia sucedida en ciertas entidades del país. En recientes días nos han llenado de mensajes y videos donde lo que vemos nos pone la piel chinita; ver una señora de la tercera edad, descalza, llevando su bolsa con ayuda para el necesitado. Como si ella no necesitara de todos. Eso es corazón, eso es sentimiento, eso es amor al prójimo.
En contra parte, sabemos de políticos y partidos que se «lucen» en la desgracia, según ellos mostrando una solidaridad que no sienten.
Una primera dama -saludos a Anahí, esposa del gobernador de Chiapas, subiendo un video donde dice no importarle que la quieren ver peinada, arreglada y en conciertos, en lugar de estar ayudando-.
La falsedad y la vanidad por encima de la desgracia, del luto, del llanto.
Políticos de todos los niveles hablando y prometiendo, como siempre, ayuda; estorbando en las acciones de rescate. Momento ideal, para ellos, y tomarse la foto. Son seres humanos compungidos pero incapaces de agarrar una pinche pala o un pico. Ensuciarse la ropa no va con ellos. Tener callos en las manos es imperdonable para su clase social.
Falsos, cínicos y mentirosos.
Otros, algunos diputados estatales (Estado de México), anunciando su solidaridad con el afectado y donando -está por verse- un mes de sus jugosos sueldos. Dios los ayude para que no se queden pobres.
Vemos políticos y partidos colocando sus siglas y colores partidistas en la ayuda a damnificados; ayuda que es del pueblo, la sociedad que la hizo llegar.
Políticos y partidos expresando -de lengua me como un plato- la disposición de no recibir dinero del Instituto Nacional Electoral para el proceso electoral venidero, y que dicha millonaria cantidad sirva para ayudar a reparar los daños materiales.
«EL MONSTRUO» ESTÁ DE PIE
Los grandes hombres son como las más hermosas flores. Crecen a pesar del estiércol que echan sobre ellos los envidioso y los imbéciles. Jules B. d´Aurevilly.
Otro sismo con magnitud de 7.1 que vino a desgraciar a miles de personas inocentes; niños, mujeres, jóvenes, hombres de la tercera edad; pero que obligó a despertar. Tristes casos en los que altos funcionarios han sido rechazados y prácticamente corridos de los lugares en desgracia.
Ahí están los jodidos, los valientes mexicanos arreglaron un país que otros, además de los fenómenos naturales, han desgraciado.
Que se vayan a sus oficinas y no se ensucien los zapatos, ni suden la camisa fina, y no les broten callos en las manos. Ese es su mundo, ese es «su» país.
El México jodido y el México que se levanta es el país de todos los demás…y el resto es mayoría, no lo olviden.
Nos vamos a levantar ¡no hay la menor duda! de este movimiento telúrico. Los que no se levantarán, los que temblaron y pagarán las consecuencias es la familia política del país. Soy un convencido que para ellos el sismo continúa.
Ellos gritan ¡Viva México! sólo el 15 de septiembre. El pueblo lo grita día con día.
Tal vez lloré o tal vez reí/ tal vez gané o tal vez perdí/ ahora sé que fui feliz y si lloré también ame, puedo seguir hasta el final…A mi manerA.
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