Por Julio A. AGUIRRE
*Con piel de oveja.
*Campañas entre ruinas.
*La sociedad se la cobrará.
La reflexión es uno de los principales medios que tienen los líderes de aprender del pasado. Warren Bennis.
Resultan tan «vivos» -por no llamarles «gandallas» los partidos políticos que sinceramente se pasan de tueste y terminan quemándose (¿mááás?), provocando primero la risa y después la ira de la sociedad.
Alguien en su sano juicio cree lo que andan cacareando los ilustres institutos sobre no recibir dinero para la elección de 2018, y donarlo a tanto damnificado consecuencia del temblor del pasado 19 de septiembre, es pregunta.
Son muchos más, posiblemente todos los ciudadanos con sentido común, quienes ni en sueños creen y esperan que tal acto sea realidad.
Lamentable que estos partidos políticos hagan campaña en plena desgracia, cuando algunas entidades y la Ciudad de México están en emergencia, viviendo una desgracia y sumando las prioridades de los gobiernos.
Los miles de millones de pesos que se reparten estas empresas -partidos- antes, durante y después son resguardados en gigantesca bóveda, rodeada, además, de cientos de cadenas y los más fuertes candados.
Resulta muy fácil y cómodo anunciar que las cantidades correspondientes a cada partido serán donadas a los ciudadanos en desgracia; lo es cuando ellos, en el fondo, saben de lo complicado que resultará tal promesa.
Y aquí entran las leyes que con letra chiquita impiden que «los buenos deseos» de los partidos pueda ser y hacerse realidad. Entran los institutos electorales, desde el Instituto Nacional Electoral, pasando por los institutos estatales; cámaras de diputados y senadores, y legisladores locales.
¡Qué les crea quién quiera!, nosotros no. Son lobos con piel de ovejas. Son promesas en plena campaña rumbo al 2018. Dichos hacia afuera, hechos para dentro.
Son tan pobres que sólo dinero tienen.
Repito lo que respondí a quien me enseñó que los partidos políticos son un mal necesario. «¿Y es necesario que sean tan malos?», interrogué.
Pronto empezará a correr el dinero a manos llenas, pegando propaganda donde puedan, regalando gorras, maracas y tortas de jamón sin jamón; gastando fortunas en transporte para «acarrear» a la gente a sus eventos; mucho dinero gastado en artistas contratados para amenizar sus eventos (al pueblo plan y circo, y a falta de pan…)
No faltará, lo señalo en serio y bastante encabronado, aquel partido que se ponga a regalar despensas producto de la ayuda que los mexicanos aportamos para los damnificados por el, temblor; no dudamos, tampoco, que estos vivales pongan banderas con sus siglas y colores clavadas entre los escombros que a la fecha continuarán, gracias al temblor.
Sólo en nuestro país sucede. No hay recursos suficientes para mitigar el dolor y la pérdida de millones de ciudadanos, pero sí hay, exageradamente, miles de millones para que se luzcan algunos cuántos, pagando con sombrero ajeno -dinero del pueblo- para que votemos por cierto político, por cierto partido.
Termino el comentario con una realidad: En 2018 el país tendrá, la elección federal más reñida en la historia; puede ser, también, la elección presidencial con el más alto grado de abstencionismo.
Y si saben contar no cuenten con mi voto. Hoy por primera vez desde que tengo mayoría de edad no acudiré a las urnas. ¿Mal mexicano? Digan lo que quieran, me vale lo que pueda señalar el PRI, el PAN, el PRD, Morena y el resto de «vampiros» políticos.
Favor a mis queridas compañeras de corrección, les pido dejen la palabra «vampiros», tal cual. No es equivocación, es afirmación.
COMO VA…
Aclaración… No creer en los partidos políticos significa no creer en ningún político. Finalmente y aunque sean algunos cuántos, existen servidores públicos que se cuecen aparte. México, creo en ti.
Tal vez lloré o tal vez reí/ tal vez gané o tal vez perdí/ ahora sé que fui feliz y si lloré también ame, puedo seguir hasta el final…A mi manerA
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