*Aguas turbias en el Edomex
*Promesas vacías.
*¿Acabar o aumentar la corrupción?
Por Julio A. AGUIRRE
Caer no es peligroso ni vergonzoso, pero permanecer arrodillado es ambas cosas. Konrad Adenauer.
Muchas cosas han pasado desde el 1 de julio en el Estado de México. A la vista de la sociedad todo sigue igual, pero no. Mexiquenses y mexicanos esperamos que el cambio que el pueblo decidió sea para bien.
Hoy a la vista de todos las promesas de un cambio radical continúan (como prolongación de las campañas), sin embargo por debajo del agua dentro de los gobiernos actuales y los que pronto asumirán sus cargos, quien escribe sigue viendo las aguas muy revueltas.
Mal empieza la semana para el que ahorcan el lunes, reza el refrán.
Los diputados electos del Partido Morena han pintado su raya de lo que será y buscará imponer durante los tres años en que tendrán el control en la Cámara de Diputados.
28 de los 31 diputados han mostrado su desacuerdo con la aprobación de la reforma a la Ley de Seguridad Social del ISSEMYM y el decreto en la reestructuración de la deuda pública en la entidad.
En caso de concretarse, tal como ya sucedió, en septiembre próximo las revocarán ¿anunciaron y/o amenazaron?, para quien escribe las dos cosas.
La razón o sin razón de la advertencia tiene mucha forma pero es mucho más el fondo.
Quisiéramos equivocarnos pero la batalla Ejecutivo-Legislativo ha iniciado y no augura nada bueno para la sociedad mexiquense. ¿Quién dijo que dos puntas no se pican?
Morena no agandallará como el Partido Revolucionario Institucional (PRI), pese a tener el control máximo en el país, ha confesado gente muy allegada a Andrés Manuel López Obrador; el mismo tabasqueño lo ha señalado frente a micrófonos y cámaras.
No es lo mismo, repetimos, el dicho al hecho, el prometer y cumplir.
A la vista de todos, insistimos, tararán que la luna de miel perdure para el pueblo. Una miel que pronto se convertirá en hiel. Ojalá nos equivoquemos, lo decimos sin ningún gramo de ironía.
DEL SARTEN A LA LUMBRE
Sólo hay una avaricia honrosa: la de las palabras. Confucio C. Vigil.
Cuando Felipe Calderón Hinojosa en su calidad de presidente de México declaró la guerra al narcotráfico aquí aplaudimos su valentía, pero también señalamos que un acto con muchos yaytsa resulta contraproducente cundo no hay idea, inteligencia, un plan de trabajo, hombres, recursos y compromiso con la sociedad.
Los resultados saltan a la vista. Ríos de sangre y miles de inocentes muertos.
El cáncer que tiene postrado al país no fue extirpado por Calderón, menos con Peña Nieto.
Hoy que Andrés Manuel López Obrador, próximo Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, ha señalado que acabará con la corrupción, igualmente aplaudimos sus palabras y desde ya las medidas anunciadas.
Nadie en el país podrá gana un sueldo superior al del Jefe del Ejecutivo Federal.
No importa que nos tachen de pesimistas o aves de mal agüero. El deseo no será cumplido. Tan no sólo será cumplido que la reducción de salarios a los altos mandos del gobierno, de los tres niveles, lo observamos como una invitación a que el corrupto se vuelva más corrupto.
Cuando Andrés Manuel López Obrador se siente en el máximo sillón, estará sentado en un barril de pólvora y fumando puro.
El candidato presidencial ganador, suponemos, basa su confianza en que será su gente quienes ocupen la mayoría de cargos importantes y con eso será suficiente.
López Obrador puede meter las manos al fuego, como debe de ser, por su gabinete y los llamados delegados estatales que vigilarán las manos, y las cuentas, a los gobernadores, incluyendo, por supuesto, los propios.
Lejos de ser puros, castos y sin vicios los que están y quienes pronto llegarán.
La maldita corrupción es otro virus detectado en el enfermo (país).
El diagnóstico es el indicado. El tratamiento no es el adecuado (pienso).
El pueblo tiene derecho de soñar aunque en el despertar compruebe que la vida real es una pesadilla.
Refrán mexicano. Cuando el dinero no entra por la puerta, el amor sale por la ventana.
Tal vez lloré o tal vez reí/ tal vez gané o tal vez perdí/ ahora sé que fui feliz y si lloré también ame, puedo seguir hasta el final…A mi manerA.
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