sábado, noviembre 23, 2024
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A mi manerA

Por Julio Alejandro AGUIRRE PADILLA

*Los otros mexicanos.
No hay mexicanos de primera y mexicanos de segunda, frase que alguien inventó en tiempos de campaña y que se propagó: Todos los políticos de todos los partidos se contagiaron de ello, es fecha que aún lo expresan.
No les creí antes, no les creo ahora y como la política es una «Bonita y amplia familia», no les creeré mañana.
Raro en este espacio pero hoy -sólo por hoy, no son ellos (Servidores Públicos)-nuestro tiro al blanco.
Hoy son los mexicanos de a pie, donde estoy incluido por supuesto, lo que me lleva a decir lo que pienso luego de pensar lo que digo.
No me canso de felicitar, admirar y sentirme orgulloso de nuestros hermanos que aún sin tener los recursos ($$$) suficientes, tenemos voluntad y corazón que no cabe en el pecho.
De esos mexicanos hay muchos…afortunadamente.
Desgraciadamente de los «otros» también existen, y aunque seamos paisanos… hermanos, debo decir que nos avergüenzan (como nosotros podemos avergonzar a ellos).
Son más, insisto, los que se quitan el taco de la boca para compartirlo con el más necesitado, no importa si son familiares cercanos, vecinos, o conocidos.
Lo hacemos por convicción. Porque nos nace. Se hace con los hermanos en desgracia de diferentes países.
Que pena y vergüenza ser testigos al ver actos de rapiña. Si se voltea un camión que transportaba papitas, refrescos, pollos, marranos y otros productos; surgen esos malos mexicanos que aparecen de inmediato y grandes cantidades para llevarse lo más que puedan.
Lastimosamente no van solos, llevan a la esposa, la hermana o al propio hijo.
La palabra carroña es fuerte lo sé y no la cambio.
Es la verdad y esta se dice cruda o mejor no se dice.
Hoy que nuestro Estado (De México), que nuestro país y el mundo entero está de cabeza por el Covid-19; surge nuevamente el vandalismo, o la carroña como dije antes.
Saquear tiendas y negocios no es acto de buenos mexicanos. De personas coherentes.
Así no «mexicanos». Sus actos cobardes no les quitará el hambre, ni la sed: no los sacará de la miseria o de la pobreza.
Sólo los exhibirá ante sus paisanos y frente al mundo.
OPORTUNISTAS
No olvido, claro, otro tipo de mexicanos. Esos que acuden a los centros comerciales o negocios y arrasan con cualquier tipo de mercancía, según el caso o emergencia.
Disfrazada pero también es, o así la observo, carroña.
Y más carroña de quien tienen mucho dinero gracias al ciudadano jodido, hambriento e ignorante de ese empresario que sube exageradamente los precios en los productos básicos, necesarios de la sociedad.
Y la sociedad somos todos, pobres y ricos. Con las mismas necesidades
Que el jitomate, que las tortillas, que el gas, que los huevos.
Hoy el kilo del producto de gallina está casi en 80 pesos.
Sí que en México comer un huevo nos cuesta los dos que tenemos.
Soy de los que culpan al gobierno de todo. En estos casos no, los ciudadanos con actitudes tan detestables se (nos) convertimos en el peor enemigo de otro mexicano.
Hay una palabra que se llama reflexión. Somos buenos y grandes para criticar a otros pero incapaces de autocriticarnos…de cambiar…de irnos al lado de los ciudadanos que queremos el bien del país entero, y no sólo del bien común.
En nuestro país resulta común mentarle la madre al que te cae mal o sientes que se lo merece. La mayoría no aceptamos que nos la recuerden. ¡Cómo, si es el ser más querido!.
No mexicanos, ubiquémonos. Hay quienes la tienen en vida (pero no la tienen), y hay quienes ya no la tienen pero actuemos pensando que con ella o sin ella a la madre se le respeta y se le quiere.
!Ah!, si usted llega a leer esta columna, no me miente la madre, recuerde que ella no tiene la culpa del hijo que trajo al mundo, mejor diga que la columna ¡Está a toda madre!
Tal vez lloré o tal vez reí/ tal vez gané o tal vez perdí/ ahora sé que fui feliz y si lloré también reí/ puedo seguir hasta el final…A mi manerA.

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