Por Julio A. AGUIRRE
* Oportunismo.
* Carmen Salinas, ejemplo.
* Cuauhtémoc Blanco, una «joya».
Para hacerse oír, a veces hay que cerrar la boca. Stanislaw Jerzy Lec.
Nunca ha sido nuestro estílo, y no pensamos cambiarlo, hablar de la vida privada de los personajes que tienen en sus decisiones, darle el rumbo al país que tanto necesita.
Difícil resulta, sin embargo, distinguir entre lo público y lo privado. No romperemos la costumbre al recordar que la política está muy ligada al medio del espectáculo; es entonces cuando la línea divisoria se vuelve menos visible.
La política y el mundo de la política se mezclan, en diferentes casos, para formar matrimonios, y, en otros momentos, por simple interés político; infinidad de casos existen -siempre que hay procesos electorales- en que equis político acude al deportista famoso, al cantante de moda y la actriz estrella. Saben que cualquiera de ellos les llenarán sus eventos porque son más conocidos y amados que el político en sí.
Presumir luego que albergaron 10 mil, 15, 20 o 25 mil almas, y que equis político es querido y seguido resulta una mentira, igual o más grande que la mayoría de sus propuestas.
Así ha sido siempre, aunque hoy más acentuado que ayer. Se vale que caray, aunque en ocasiones resulte más caro el caldo que las albóndigas y vaya en contra de los intereses de la sociedad, me explico o intentaré.
El Partido Revolucionario Institucional hizo, por sus pistolas, diputada federal a la señora Carmen Salinas, hoy tan de moda, pensando en el cariño, fama y popularidad que la famosa «Corcholata», mujer merecedora de todos nuestros respetos como persona, como actriz, como comediante.
Obviamente, el partido tricolor la utilizó, y en todo caso Carmen Salinas supo sacar raja. Tan bien le fue que ahí la vemos sentada (no dormida, como asegura) en un curul en lo que se da por llamar «El Corazón del País» (Congreso de la Unión).
Urge al Partido Revolucionario Institucional hacerle la tarea a Carmen Salinas, quien reconoció ante los medios de comunicación que no tenía ninguna iniciativa para presentar, y al puro estilo de películas como «Bellas de Noche», «Las Ficheras», y otras joyas de nuestro cine nacional, expresó: «No la hagan de pe…»
El partido en el poder está comprometido para no ser blanco de críticas de la oposición, por lo que hagan o dejen de hacer sus diputados; el sagrado recinto del Congreso no es un set de cine, ni un hotel donde se vayan a dormir (aunque la actriz-diputada insiste que no estaba dormida).
NADA SORPRENDENTE
El mal no es lo que entra en la bloca del hombre, sino lo que sale de ella. Jesucristo.
Hay algo, sin embargo, que consideramos sirve en descargo de Carmen Salinas. En la vida cotidiana existen maleantes, en la política hay los llamados «ladrones de cuello blanco».
Desde la misma Cámara de Diputados hemos visto a muchos «políticos» captados en el quinto sueño. Sabemos de legisladores que en la comodidad de su curul observan, vía laptop, algunos autos y yates de lujo; otros escuchan música o ven pornografía.
Los mismos diputados, en su momento, se han quejado que en el recinto huele a alcohol; ejemplos como los expuestos hay muchos más.
Desde esa perspectiva no podemos, y los diputados tampoco, criticar lo mal o desagradable que hace una señora como Carmen Salinas, quien no descartamos que en defensa a ciertos ataques la «Corcholata» les eche en cara: «Qué me críticas, bombo, si tú eres igual o peor que yo. Por lo tanto no me la hagas de pe…»
Vivimos en una política del espectáculo, o un espectáculo de política.
Para cerrar el tema debemos recordar a Cuauhtémoc Blanco, el futbolista que supo llegar al corazón del pueblo por ser eso, del pueblo. Hoy es alcalde de Cuernavaca y es la nueva «joya» de la política. El mini-partido político Social Demócrata (PSD) lo convenció y el deportista, prácticamente, en el retiro futbolístico, sin nada que perder y mucho que ganar, aceptó y un sólo hombre venció, en la ciudad de la eterna primavera, a otrora poderosos partidos (PRI-PRD-PAN).
Cuauhtémoc Blanco da material para escribir un libro sobre la «nueva forma de gobernar».
En un acto de campaña agradeció a los oyentes por apoyarlo a él y a su partido, de la Revolución Democrática, dijo. ¡No me defiendas compadre!, seguramente le hicieron saber los del Partido Social Demócrata.
Imposible olvidar su frase cuando fue declarado vencedor: «¡Ya me los chingué»!, dijo.
Y la más reciente cuando confundió feminicidios con equidad de género.
La política y el deporte de las patadas, o deporte de las patadas es la política.
Tal vez lloré o tal vez reí/ tal vez gané o tal vez perdí/ ahora sé que fui feliz y si lloré también amé, puedo seguir hasta el final… A mi manerA.
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