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ALBERTO ABREGO- ENTRE COMILLAS

LA VERDAD DE LA VERDAD HISTÓRICA

“Ya me cansé”

Así respondió Jesús Murillo Karam, siendo Procurador General de Justicia a reporteros respecto al caso Ayotzinapa. Noviembre de 2014

Este viernes fue detenido Jesús Murillo Karam, quien fuera Procurador General de la República durante la administración de Enrique Peña Nieto y autor de la llamada “verdad histórica” sobre el destino de los 43 estudiantes de la escuela Normal “Raúl Isidro Burgos”, de Ayotzinapa Guerrero. El también ex gobernador de Hidalgo es acusado de los delitos contra la administración de justicia, desaparición forzada y tortura cuando fue el responsable de la investigación de una de las peores tragedias que se recuerdan, la desaparición de 43 estudiantes en septiembre de 2014.

Murillo Karam es recordado porque en enero de 2015, a cuatro meses de la desaparición de los jóvenes, en conferencia de prensa acuñó lo que él llamó “la verdad histórica” basada en declaraciones de integrantes del grupo delictivo “Guerreros Unidos”, y que concluía en que los estudiantes fueron secuestrados, ultimados, incinerados en un basurero y sus restos esparcidos en el Río San Juan.

Una “verdad” que pretendía dar cerrojazo al asunto y que nunca fue aceptada por los padres de los estudiantes desaparecidos. Una “verdad” fraguada, orquestada, maquillada y sesgada desde los altos niveles de gobierno. Una “verdad” resultado de una investigación que ocultó los hechos, alteró las escenas del crimen, y trató de ocultar los vínculos de las autoridades con los grupos delictivos y la participación de agentes del estado de Guerrero.

Del asunto todo se ha dicho, todo se ha escrito, todo se ha analizado ya, cientos de detenidos, mismos que poco a poco han quedado en libertad. La incapacidad y la falta de voluntad para esclarecer los hechos de un suceso tan aberrante se convirtió en un botín político al que le dieron forma para proteger a algunos.

Por lo pronto, un juez giró ya 83 órdenes de aprehensión por este caso: 20 contra mandos militares y personal de tropa de los batallones de Iguala, 5 autoridades administrativas y judiciales de Guerrero, 26 policías de Huitzuco, 6 de Iguala, 1 de Cocula, 11 policías estatales de la entidad guerrerense y 14 miembros de la organización Guerreros Unidos. De Murillo Karam solo esperamos que no se enferme, después vaya a prisión domiciliaria en algún departamento de lujo y de ahí salga libre. Esa clase de justicia ya la conocemos.

Quienes mienten, manipulan la información, torturan, fabrican verdades y utilizan el poder para proteger a unos e inculpar a otros, merecen cárcel y el desprecio ciudadano, pero no olvidemos, más allá del espectáculo mediático, que aún permanecen  10 mineros muy probablemente ya sin vida atrapados 60 metros bajo tierra, que se contabilizan cerca de 20 mil asesinatos violentos en los que va del año, que continúan impunes los actos desvergonzados de criminales que incendiaron 50 tiendas de convivencia, los miles de desaparecidos que no son estudiantes, la violencia sin control en estados como Guanajuato, Jalisco, Baja California y Chihuahua, los feminicidios constantes en el Estado de México, Nuevo León y Veracruz, la espiral de violencia que parece no tener fin, un país en peligro del estallido social y una sociedad prácticamente olvidada desde hace décadas, a merced de una delincuencia que ya ni siquiera se esconde, sabedora de la incapacidad y/o complicidad de los encargados de proporcionar seguridad.

Desde las cúpulas se pueden fabricar verdades, culpables, inocentes, espectáculos mediáticos y justicia a modo. Es probable que nunca conozcamos a los verdaderos asesinos, intelectuales y materiales en su totalidad, porque se ha demostrado que muchos tienen a su favor el poder de la impunidad. Las únicas verdades de esta “verdad histórica” son las 43 familias mutiladas que dejó esta tragedia, los 43 padres que se niegan a perder la esperanza y que aún buscan a sus hijos, las 43 vidas que desaparecieron porque se toparon con un cártel criminal comandado desde una presidencia municipal, la vergüenza nacional e internacional de una supuesta justicia de los dueños de la Ley, la insensibilidad y la desfachatez de quienes declaran que ya se cansaron de hacer “su trabajo”. Esa es la verdad inocultable, vergonzosa y perversa.

Desde hace ya 8 años, la palabra Ayotzinapa es símbolo de tragedia y muerte, de simulación y horror, de manipulación y conjura. No basta ver a Murillo Karam tras las rejas; si el asunto está politizado de origen, por lo menos que lo fundamenten bien, o al rato estaremos viéndolo por las calles comiendo Pato a la Pekín.

Nuestro sistema de justicia padece históricamente una verdad irrefutable: tiene crisis de prestigio y confianza, es la oportunidad de aplicarle una dosis de credibilidad y asentar un golpe a la impunidad, sin importar colores partidistas.

Si hasta parece estrategia futbolera: sale Rosario, entra Murillo Karam…

RÁPIDAS MEXIQUENSES. En Coacalco, Estado de México, unos 200 motociclistas se manifestaron este sábado contra el Programa Registro Municipal de Motocicletas que pretenden aplicar las autoridades municipales, que obliga a los motociclistas a portar doble placa y un código QR proporcionado por la alcaldía para poder circular por la demarcación.

La medida, más que buena, parece desesperada. Tal vez el alcalde David Sánchez Isidoro, antes de crear nuevas formas de corrupción, debería concentrarse en poner orden en su cuerpo de policías municipales que en ocasiones se hacen pasar por agentes de tránsito, y que han sido señalados por exigir hasta 10 mil pesos a los automovilistas.

Así las cosas en algunos municipios del Estado de México.

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