Saúl Gómez Brito
s entendido, el municipio se desenvuelve en fases continuas que es preciso conocer y enlazar, con los propósitos de estar al tanto en esta etapa de reacomodos, de los procesos de cambios y movimientos de sus mismas contradicciones internas y externas, comprender que este no inmutable.
A la vez, es preciso comprender que los procesos sociales se desarrollan, estando en continuo movimiento, idealizarlos o ignorarlos trae graves tropiezos, las autoridades municipales mismas han de profundizar en esta dinámica interna y, conocer su interconexión con otros fenómenos sociales.
Al respecto, este camino da claridad al conocimiento municipal y le permite hallar vías acertadas para solucionar sus ya complicados problemas, enraizados tanto en lo político como en lo económico; hoy, es preciso adoptar medidas que aceleren su crecimiento y le permita avanzar construyendo un mejor futuro.
Como muestra la evidencia, la clara evidencia, no se ha logrado sistemáticamente evaluar a tiempo la necesidad de ir al compás de los tiempos, así como el peligroso aumento de críticos fenómenos sociales y menos aún definir una línea precisa con miras a subsanarlos; generalmente, han predominado los ánimos del ahí se va, la misma inercia de eludir todo.
Las relaciones sociales se volvieron estáticas, la estructura municipal, la estructura social se representa de manera esquemática, sin contradicciones y ausencia de dinamismo, de eficacia y, lo peor de todo sin tomar en cuenta los más variados intereses de los grupos sociales, trayendo resultados negativos.
En el escenario municipal, aparecen factores que debilitan la economía y el poder político mismo, sus causas están en las deficiencias, en la falta de dirección política, que da lugar a los anquilosados esbozos políticos, a menudo divorciados de la realidad; como se nota, las políticas municipales se entrelazan con mecanismos conservadores de gestión.
Hoy, vemos el resultado, su economía es altamente receptiva, propensa a la participación estatal y federal y, muy marcada al ofrecer a la población garantías sociales básicas, se han avivado los ánimos parasitarios, hechos que desprestigian el principio de la justicia social, revistiendo este problema importancia política.
La escasa atención al desarrollo, el engaño, la corrupción y el estímulo de servilismo tienen un efecto funesto en el clima moral de la sociedad, creando un ambiente de impunidad en la generalidad de los municipios y disminuye la exigencia a la disciplina y a la responsabilidad, velando estos graves defectos, con la organización de ostentosos y aparatosos actos.
La designación de candidatos recomendados, sin consultar a la gente, evidencia, que los órganos dirigentes partidistas no han logrado apreciar oportuna y críticamente el aumento de las tendencias negativas en los municipios, evitando por doquier que la sociedad participe activamente en la discusión de los problemas de vital importancia.
No se puede silenciar la justa indignación ciudadana ante los nombramientos de las planillas partidistas, sólo se heredan los puestos de elección, se instala a los amigos y compadres, poco importa ya la visión ideológica, teórica, la madurez política, moral y la capacidad de persuadir y conducir a la gente.
Lamentablemente, existen partidos que ocultan sus errores y hasta sus fracasos, con una fingida actitud de principios, sin preocuparse por los asuntos, ni por los destinos de la gente; ciertamente, no debemos, ni podemos ser indulgentes a costa de los intereses ciudadanos, esto ha resultado caro, muy caro.