COLOMBIA: VÍCTIMA DE TODOS LOS POPULISMOS
Por: Isidro O`Shea
Analista Político y Electoral
@isidroshea
El fin de semana pasado ocurrió una gran sorpresa, y no, no me refiero a la sorpresa de la cual casi todos/todas fuimos testigos al ver coronarse al Real Madrid como campeón de Europa a pesar de solo haber hecho dos tiros a portería.
Me refiero a las elecciones colombianas y su primera vuelta; las cuales si bien, marcaban ciertas probabilidades de pasar a una segunda vuelta del candidato populista de derecha Rodolfo Hernández, en realidad, pocos confiaban en que esto sucediera; sin embargo… sucedió.
El llamado Trump Colombiano que se ha – como todos los populistas – autoproclamado la voz del pueblo, le dio un revés al Uribismo, al establishment colombiano y a los partidos tradicionales.
Hoy, Colombia está en total incertidumbre al mismo tiempo que tiene todo decidido. Y es que, a diferencia de hace unas semanas, cuando por un lado se veía invencible al izquierdista y también populista Gustavo Preto, y por el otro lado quedaba la esperanza de continuar con la idea de partidos democráticos, ahora Colombia se disputa la suerte y su futuro entre dos populistas. Populistas de igual forma que se autoproclaman la voz del pueblo; que se dicen la medicina a cualquier malestar; que tunden con palabras a aquellos o aquellas que no piensan igual que ellos; y que en su demagogia tienen su menor defecto.
Y es que ahora Colombia se ha convertido en el modelo perfecto para ejemplificar que el conflicto o cleavage ya no debe estar entre los valores de la izquierda y la derecha. Que la mayoría de los temas que dividían a ambas, si no están superados, al menos están altamente consensuados. Hoy en Colombia se demuestra que como individuos no hemos sabido comprender hasta qué punto las opciones populistas no solamente se asemejan, sino que incluso se entrelazan.
Si bien su retórica, su discurso y sus estrategias han permitido a los candidatos antisistema llegar a una segunda vuelta que se celebrará el próximo mes de junio, la pregunta es: ¿Ahora cómo se van a diferenciar el uno del otro? Y es que, nos guste o no, resulta medianamente fácil, distinguirse de aquellas opciones tradicionales, de aquellas opciones que nos han fallado, de aquellos que no han logrado solventar mínimamente los grandes problemas de Latinoamérica. Una región abatida no solamente por el crimen organizado, sino también por la pobreza; la inseguridad; la corrupción; y con todo ello la desigualdad.
¿Tendrán Gustavo Preto (populista de izquierda) y Rodolfo Hernández (el Trump colombiano) regresar a un discurso moderado, donde la línea divisoria se marque verdaderamente entre la izquierda y la derecha? ¿Tendrán que sacar del viejo baúl conceptos como Estado de bienestar, socialdemocracia, capital privado, facilidades fiscales y otros? O ¿será que simple y sencillamente intentarán gritar más fuerte que son ellos los verdaderos héroes del país de las tierras cafetaleras?
Hoy en Colombia, se cumple una gran premisa de la teoría política: a opciones de un lado del espectro ideológico suelen corresponderle opciones espejo, es decir, del otro lado del espectro ideológico. Ello, si aún consideramos que son la izquierda y la derecha las que guían los rumbos de las políticas internacionales; pues desde mi perspectiva, estas dos llevadas al extremo se parecen más que los mismísimos Polivoces.
Gracias por leer, pero pudimos haberlo resumido diciendo solamente que hoy Colombia se encuentra entre la espada y la pared. Mientras los optimistas dirán – como ha sucedido en Estados Unidos, Austria o incluso México – que no se enciendan las alarmas, que una vez en el gobierno, estos se moderarán… ya tenemos ejemplos suficientes de que no siempre ocurre así.
Tiro a portería sin Courtois: no son pocos los diputados y presidentes municipales que a menos de 6 meses de haber asumido el cargo ya parecen tristes. Y es que muchos / muchas de ellas tenían sus esperanzas en aquellos “candidateables” a la gubernatura del Estado de México a los que les deben la posición y con los cuales creían en una fácil reelección. Ni hablar huerfanitos, que el coche debe de andar y la función que continuar.