POR Leazly VILLAR
Ser feliz en tiempos difíciles es difícil de lograr, pero es la manera perfecta de compartir la gloria de Dios durante la temporada de Adviento.
La palabra Navidad viene del latín “Nativitas” o “nativatis” que significa “nacimiento”. Fue utilizada primeramente por los Cristianos Católicos a partir del año 350. El Papa Julio estableció el día 25 de diciembre la solemnidad del nacimiento de Jesús.
Al iniciarse las fiestas de Navidad, todos deberíamos abrir nuestro corazón para recibir una vez más el testimonio de que Cristo nació como el Salvador del mundo, que vive, y que, mediante Él, nosotros volveremos a vivir.
La Navidad existe para que todos nos dediquemos de nuevo a los principios que enseñó Jesús el Cristo a pesar de todas las distracciones, podemos asegurarnos de que Cristo sea el centro de nuestra celebración.
Porque cuando mantenemos el espíritu de la Navidad, mantenemos el Espíritu de Cristo, para que lo conserváramos en nuestro corazón y en nuestra vida debemos orar solos o con nuestra familia, si es posible frente al nacimiento.
Gracias a que Él vino a la tierra, tenemos un ejemplo perfecto a seguir. Al esforzarnos por ser más como Él, tendremos alegría y felicidad en la vida y paz cada día del año.
Ahora te compartirte algunas ideas de cómo prepararte para recibir la Navidad, encuentra más alegría en dar que en recibir o en tener regalos, busquemos distintas formas de dar a otros, un acto generoso es compartir la cena navideña para quienes perdieron el trabajo o personas pobres.
Dedica un tiempo para Orar y dar gracias en tu corazón, esfuérzate por cultivar un corazón silencioso y reflexivo, conéctate con la divinidad y recibe la gracia, el amor y la paz que necesitas.
Recuerda que “Errar es humano y perdonar es Divino”, es tiempo de soltar lo que te pesa y limpiar el corazón como un acto de amor, es fundamental decir dos frases importantes que pueden cambiar nuestra realidad ¡Lo siento! y ¡Te perdono! Eso te dará paz y armonía personal y familiar.
Esta Navidad también puede ser una oportunidad maravillosa para agradecer, reconocer, decir palabras amables, de aliento y de motivación a tus seres queridos, eso puede consolar un corazón triste y desolado.
¿Ya sabes cómo acercarte a los más necesitados? El más necesitado puede estar en nuestra propia familia, casa o cerca: un vecino, un amigo, alguien atravesando una situación difícil o triste, alguien que perdió su empleo o a sus seres amados, podemos buscarlo más lejos, haciendo voluntariado, labores sociales, visitando enfermos, ayudando a los niños sin hogar.
Invita a cenar a alguien que no tenga familia, que este solo, demuestra que Cristo vive en ti y que así como José y María con los pastores pidieron morada, hoy tu hogar y tu corazón también puede serlo para otros.
Celebremos esta Navidad, porque el amor son obras, no sólo buenas intenciones, muchas felicidades y bendiciones para todos ustedes.