POR: AYASOFIA
El pasado jueves 2 de abril, mientras escribía mi columna, el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrados, declaraba en su mañanera que la pandemia del COVID 19 había caído como anillo al dedo al país, para afianzar la transformación y combatir la corrupción. Esto dio lugar a múltiples críticas mediáticas y memes en los medios digitales, como nunca antes en la historia del México moderno, un pronunciamiento presidencial había generado y sobre lo que ahondar más, ya estaría por demás; sin embargo, quise recordarlo para darle marco a mi columna.
Cuando aquel primer domingo de junio de 2018, Andrés Manuel López Obrador ganó la elección constitucional para la Presidencia de la República, amigos y colaboradores me preguntaban mi opinión. Recuerdo que sólo les comenté “está en riesgo la República”, porque para mí, como para muchos mexicanos que analizan a profundidad algunos sucesos políticos, estaba claro que los objetivos del presidente electo, eran muy distintos, nefastos y maquiavélicos, que los del resto de sus antecesores.
El individuo libre, siempre tendrá presente procurarse las mejores condiciones materiales de vida, a veces a título personal y, tarde o temprano, en beneficio de su familia. Cuando esto se logra mediante el trabajo legítimo, a través de actividades legales, es motivo de distinción y orgullo; en mayor o menor medida muchos mexicanos han logrado prosperar en las ciencias, en el arte, y en otras disciplinas; también en el sector público o en la política, así como en el comercio, a pequeña o gran escala, o en la prestación de servicios. Bajo los preceptos de legalidad antes invocados, no tiene nada de malo ser pobre o ser rico; y si bien hay mucho que reclamarle a los antecesores de Andrés Manuel, nunca esgrimieron un plan de trabajo para perpetuarse en el poder.
Hace algunos años, en 1990 para mejor referencia, se reunieron un grupo de partidos y grupos de izquierda de países latinoamericanos; desde reformistas, hasta colectividades políticas de izquierda revolucionaria. Al encuentro se le denominó Foro de Sao Paolo, ya que fue organizado por el Partido de los Trabajadores de Brasil, en Sao Paulo. De acuerdo con sus fundadores, el foro fue constituido para reunir a personajes de los partidos y movimientos de izquierda, para debatir sobre el escenario internacional, después de la caída del Muro de Berlín y las consecuencias del neoliberalismo en los países de Latinoamérica y el Caribe.
El socialismo de américa se puso de acuerdo para ver qué medidas ir tomando en el momento en que un gobierno de izquierda subiera al poder, teniendo entonces que promover una serie de acciones que derivaran en modificaciones en los países, para que se estableciera un régimen de izquierda que tuviera un carácter más largo, para no decir a perpetuidad. Los estudiosos y seguidores de este foro, identificaron entre sus objetivos, tres etapas en las que, llegando al poder, tendrían que actuar los gobiernos, adaptando al país que gobernaran, para que fuera parte de ese eje bolivariano del socialismo del siglo XXI.
Los pasos de estas etapas se han venido adoptando en nuestro país, desde que el señor López Obrador asumió el poder.
Crear una guardia militar.
Someter a los poderes legislativo y judicial al poder ejecutivo, es decir que haya un unimando y éste domine a la generación de nuevas leyes, a la ventilación y discusión de las misma, y que domine al poder judicial para que todo esté englobado en el mando unipersonal del líder.
Modificar la constitución para el manejo a discreción del presupuesto. En este caso para México, es la Ley de Austeridad, en el que se le hacen grandes bolsas al presidente de la República, que no están preetiquetadas, no importando los compromisos que tenga México, o las obligaciones que tenga en la construcción de infraestructura o la generación de instancias para el bienestar. No, lo importante es el dinero que discrecionalmente puede ser parte de una enorme bolsa que tenga el presidente, para disponer de ella y ganar adeptos para su causa.
Empezar a controlar los medios de comunicación, para ello “las mañaneras”
Grandes proyectos que se conviertan en emblemáticos: dos bocas, santa lucia, el tren del istmo, tren maya, etc.
Una reforma educativa que conduzca al adoctrinamiento y a la lucha de clases: Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, Reforma Educativa, Normales Superiores, pase automático de los normalistas para ser maestros, eso es parte del adoctrinamiento.
Expandir el ejercito de leales al partido en el poder con apoyos, dadivas, cupones, becas. ¿Suena familiar?
Una vez consolidada la figura y el poder del mandatario, la segunda etapa inscribe los siguientes aspectos:
Consolidar un partido satélite de apoyo para la cooptación de sectores, por ejemplo, panistas, priistas, petistas, ecologistas, etc. además de adherir partidos pequeños para que apoyen al partido predominante.
Reforzar la lucha por los pobres con la bandera en contra de la corrupción y en contra el Neoliberalismo. Cada vez que el presidente habla de algo, tiene que ver con los liberales, los Neoliberales, los Conservadores, y lo que es su bandera “primero los pobres” aunque los pobres los vayamos a empobrecer más, lo veremos en el tiempo.
Control del INTERNET.
Estructuras paramilitares que puedan violar derechos humanos en caso necesario.
Acosar a empresarios para marginarlos u orillarlos a salir del país, Ley de Extinción de Dominio, Ley de Equiparamiento de Delincuencia Organizada con facturas y empresas fantasmas. Ese tipo de cosas ocasionan que, los empresarios que pudieran tener una fortaleza económica para oponerse al régimen, sean forzados a salir del país.
Nuevas plazas en el gobierno para gente del partido, quitando las que se puedan ver como administraciones anteriores.
Estructura paralela para controlar a gobernadores en los estados.
Como puede observarse, en estos postulados que conforman la segunda etapa, López y su gobierno han venido trabajando. Los siguientes, que conforman la tercera etapa, no son una profecía, son simplemente el recuento de los que esta corriente del Socialismo en América Latina, incluye en su plataforma.
Expropiaciones masivas. Como fue el Cuba, Venezuela, Brasil, Perú. empiezas a ver como todo esto empieza a tomar forma en México.
Reparto del viviendas, terrenos y empresas a nombre del partido.
Escarmientos constantes a la clase alta: “la culpa es de los ricos”; a ver como salen los hijos de López Obrador al terminar este sexenio.
Reforma constitucional para una reelección al juicio del Pueblo. Revocación de mandato.
Medios de producción en manos del Estado.
El pasado domingo 5 de abril, buena parte de la sociedad mexicana estuvo expectante a las declaraciones del Presidente, de un supuesto plan de rescate de la economía mexicana, en el marco de la pandemia que enfrenta la humanidad, y de la que México no es la excepción.
En días previos al informe, López Obrador había enseñado el musculo, culpando a los empresarios de que, si hubiere desempleo o disminución de sueldo, sería culpa de ellos; el decreto que se publicó el pasado 30 de marzo establece que las empresas y comercios no esenciales deben parar sus actividades, pero tienen la obligación de pagar el sueldo íntegro a los trabajadores o liquidarlos conforme a la ley. No hay términos medios. De no hacerlo, subrayó el canciller Ebrard, habrá “responsabilidades penales para las empresas”, es decir, contra sus dueños. No dieron pauta a la negociación, en medio de la difícil situación económica que envuelve al país.
Pero ¿en qué cabeza cabe que los empresarios puedan sostener el pago de sueldos y otras prestaciones, si no hay producción ni ventas?, y más aún, teniendo que pagar rentas, servicios públicos y otros servicios importantes en cualquier negocio o empresa. Si no reciben apoyo del gobierno, ¿de donde van a sacar para el pago de salarios y servicios? La única cabeza donde puede caber esta aberración, es en la de una mente egoísta, que sólo piensa en su proyecto personal como se describe en los postulados 12 y 17 del socialismo.
Evidentemente al gobierno no le interesa que 7 de cada 10 empleos en México, son ofrecidos por pequeños y medianos empresarios quienes, en buena medida, han contribuido por años al erario público y han creado los empleos tan necesarios en México, arriesgando su fortaleza económica y posible herencia de sus hijos.
El no acceder a condonaciones ni subsidios fiscales por parte del gobierno, como lo solicitaban los empresarios, nos condena a todos, condena al desarrollo económico del país y con ello a una posible recuperación económica.
Con la declaración de emergencia sanitaria por causa de fuerza mayor, y no contingencia sanitaria, como se esperaba, no se puede pagar un salario mínimo a fin de mantener vivas a las empresas y conservar las fuentes de trabajo. Tiene que ser sueldo íntegro o despido colectivo pagado con liquidaciones de ley. Imposible para más del 95 por ciento de los empleadores.
López aprovechó esta fatalidad sanitaria y crisis económica, en la que ya estábamos, para atizar el ánimo de revancha social contra la libre empresa, con el consecuente resultado de provocar una mortandad de unidades productivas y comercios, que derivarán en consecuencia en un mayor desempleo, pillaje y violencia.
Al aniquilar al sector empresarial, el gobierno tomará en sus manos el sostenimiento de los sectores populares, con lo que trata de garantizar sus votos, obediencia y rencor contra los enemigos, así lo expresó el pasado domingo, y los enemigos serán esos “ricos” que tienen una fábrica con seis o siete trabajadores, y que los ideólogos de Morena y propagandistas de López Obrador, siempre han dibujado con cara de marranos, traje negro y sombrero de copa. ¿Y cuando el dinero público se acabe… cuando PEMEX termine por quebrar por los bajos precios mundiales del petróleo? ya no habrá quien pague impuestos, entonces, ¿qué va a hacer el gobierno?, adelanto, continuar con su plan socialista de México y provocar la reelección, irán cayendo las libertades democráticas.
Hay mexicanos que están invitando a detener este destino, México y los mexicanos no nos lo merecemos; si tan sólo el presiente detuviera los proyectos financiero inviables como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas, el Aeropuerto de Santa Lucia, el Tren del Istmo, y otros proyectos “emblemáticos”, y destinara esos financiamientos a apuntalar al sector empresarial, fortaleciéndolo, sin duda generaría confianza en los inversionistas y una sinergia entre el sector público y el sector privado, permitiría que la recuperación económica del país, fuera una consecuencia viable al corto plazo, y yo, yo me retractaría de todo los anteriormente escrito.