POR Sergio MACEDO GONZÁLEZ
Durante el período vacacional de fin de año el consumo de bebidas embriagantes se incrementa hasta en un 50 por ciento, señala la Comisión Nacional de Adiciones, con ello el número de accidentes automovilísticos con resultados mortales. Pero, si a pesar de estos datos, y el regreso de la entidad a semáforo rojo en la alerta epidemiológica vas a realizar o acudir a una reunión para bridar con tus amigos o familiares hazlo con responsabilidad, evita conducir cualquier tipo de vehículo automotor bajo los influjos del alcohol. ¡No te conviertas en una estadística más!
Por exagerado que parezca, beber una copa de vino, una cerveza o cualquier trago altera la capacidad para conducir un auto. Al ingerir aproximadamente 355 mililitros de una bebida alcohólica se alcanza el límite permitido para operar un coche en la entidad, el cual es de 0.40 miligramos de alcohol por litro de aire expirado. A partir de esta cifra una persona es considerada no apta para realizar dicha actividad.
El área de Prevención de Accidentes de Cruz Roja Mexicana señala que el riesgo de sufrir un accidente vial fatal es 17 veces mayor cuando se conduce bajo los efectos del alcohol. Recuerda este número antes de combinar el volante con tu bebida alcohólica favorita en los próximos festejos navideños.
Entre los efectos que sufre una persona al ingerir altas dosis de alcohol y que incrementan las probabilidades de sufrir un accidente automovilístico, destacan la imperceptibilidad de la sensación de velocidad, aunado a la reducción de la visión periférica, ocurre la denominada “visión de túnel”-el conductor centra su atención a la parte frontal del vehículo, ignorando lo que ocurre a sus costados-.
De igual manera se distorsionan las imágenes, se dificulta la distinción de los colores, existe una descoordinación muscular, que provoca la visión doble y una mayor vulnerabilidad al deslumbramiento. Bajo los efectos del alcohol, la coordinación de ambas manos, atención y resistencia se ve afectada, aunado a la imposibilidad para seguir una trayectoria.
De acuerdo a la cantidad de alcohol ingerido se presentarán diversos efectos, que van desde la desestimación de riesgo a la perdida de conciencia. La escala de alcoholemia señala que con 0.0 miligramos de alcohol por litro de aire expirado (mh/L) existe la total capacidad de dominio pleno de las facultades necesarias para actuar responsablemente. De 0.10 a 0.25 se altera la valoración del riesgo, disminuye la autocrítica y se sobreestiman las capacidades, se tiene una apreciación incorrecta de la velocidad. A partir de 0.25 hasta 0.40 predomina la sensación de euforia y no se toma conciencia de los peligros reales. Recordemos que este es el limite permitido para conducir un vehículo y que equivale a beber una sola cerveza.
Cuando el alcoholímetro marca 0.40 a 0.75 existen síntomas claros de intoxicación. Se afecta la vigilancia, atención, percepción y coordinación, los reflejos están perturbados, decrece la autocrítica, la conducción es altamente peligrosa. Si el grado de alcoholemia se ubica entre 0.75 y 1.50 ya se considera un grave peligro, pues se presentan trastornos del equilibrio y la marcha; un número mayor a 1.50 mh/L se califica como embriaguez profunda, con alta probabilidad de perdida de la conciencia.
Este fin de año no pongas en riesgo a tus amigos ni a tu familia, modera tu consumo de alcohol, de ser posible evítalo si vas a manejar de regreso a casa, pues los accidentes viales representan un grave problema de salud en el mundo entero. Cifras del Instituto Nacional de Salud Pública ubican a México en el séptimo lugar a nivel mundial y el tercero en la región de Latinoamérica en muertes por siniestros viales, con 22 decesos de jóvenes de entre 15 y 29 años al día, y 24 mil decesos en promedio al año.