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El Guardián Del Valle · Ariel Perez

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FOTO: Especial | 8 Columnas

LA #IGUALDADDEGÉNERO EN LOS SISTEMAS AGROALIMENTARIOS DE

MÉXICO

Los sistemas agroalimentarios, además de ser una importante fuente de empleo
para las mujeres en el mundo, en muchos países constituyen una fuente de
sustento más importante para estas que para los hombres. Así pues, empoderar a
las mujeres y cerrar la brecha de género en los sistemas agroalimentarios mejora
el bienestar de las mujeres y sus hogares, lo cual significa reducir el hambre,
impulsar la generación de ingresos y fortalecer la resiliencia.

Pese a la importancia que revisten los sistemas agroalimentarios para los medios
de vida de las mujeres y el bienestar de sus familias, estas tienden a desempeñar
funciones que se consideran secundarias y a tener peores condiciones laborales
que las de los hombres (irregulares, informales, a tiempo parcial, de escasa
cualificación, laboriosas y, por lo tanto, precarias).

El acceso de las mujeres a tierras, insumos, servicios, medios financieros y
tecnología digital es fundamental para trabajar en los sistemas agroalimentarios,
que sigue siendo inferior respecto al de los hombres.

Las normas y reglas sociales discriminatorias que perjudican a las mujeres y las
niñas constituyen la base de la desigualdad de género y tardan en cambiar. En
general, las mujeres representan una mayor proporción del empleo agrícola en los
niveles inferiores de desarrollo económico, ya que la falta de estudios, el reducido
acceso a infraestructuras básicas y mercados, la elevada carga de trabajo no
remunerado y las escasas oportunidades de empleo rural fuera de la agricultura
limitan en gran medida sus oportunidades de realizar trabajos no agrícolas.
Las normas sociales discriminatorias en los sistemas agroalimentarios crean
desequilibrios de poder entre hombres y mujeres y limitan las opciones disponibles
para estas últimas, que generalmente participan más en el trabajo doméstico y de
cuidados no remunerado.

Abordar la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres significa
abordar las normas sociales restrictivas y los roles de género rígidos que afectan a
cómo participan las mujeres en los sistemas agroalimentarios.

Hay tres elementos decisivos para avanzar. En primer lugar, para hacer el
seguimiento de los avances en materia de igualdad de género en los sistemas
agroalimentarios, evaluarlos y acelerarlos, es primordial recopilar y utilizar datos
de alta calidad desglosados por sexo, edad y otras formas de diferenciación social
y económica, y realizar una investigación cualitativa y cuantitativa rigurosa sobre
las cuestiones de género.

En segundo lugar, las intervenciones localizadas que abordan múltiples
desigualdades y de las que se ha demostrado que cierran la brecha de género y
empoderan a las mujeres en los sistemas agroalimentarios deben ampliarse con
cautela.

Por último, las intervenciones se deben diseñar con idea de suprimir las
desigualdades de género y empoderar a las mujeres.

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