martes, noviembre 5, 2024
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Entre Comillas · Alberto Abrego

CUANDO LAS AUTORIDADES HACEN SU TRABAJO

 

“Todos estamos de acuerdo en algo, queremos un México sin violencia”

Estemos Unidos Mexicanos. Movimiento activista ciudadano

 

En este espacio hemos sido severos críticos de las opacidades y negligencias de funcionarios y autoridades que no investigan, no hacen su trabajo y son omisos a la hora de rendir cuentas claras a una sociedad que los mantiene y los sufre.

Hemos denunciado la corrupción y el nepotismo, los malos manejos y la indiferencia de los gobiernos de todos los niveles y todos los colores ante la desesperación y el sufrimiento ciudadano por las injusticias, la corrupción y la impunidad que permea en gran parte de nuestro país. Hemos puesto el dedo en la llaga ante la negligencia de instituciones impartidoras de justicia, que no han dado los resultados deseados porque sus mecanismos no han estado a la altura de los problemas.

Hoy en cambio, nos toca reconocer que las acciones rápidas y oportunas de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México han devuelto la tranquilidad a una familia que sufrió un evento traumático, perturbador y desesperante.

El pasado 10 de octubre, en el municipio de Huehuetoca, al norte del Estado de México, alrededor de las 8 de la mañana, un niño que iba camino a la escuela, acompañado de su madre, fue secuestrado por un par de sujetos, que a bordo de un automóvil guinda, sin placas, huyeron después de arrebatar al infante. Los hechos fueron captados por una cámara de seguridad, por lo que de inmediato las imágenes se difundieron en redes sociales, causando indignación e impotencia entre familiares, conocidos y sociedad en general.

La rápida intervención y las labores coordinadas entre la Fiscalía y la Secretaría de Seguridad del Estado de México permitieron que 48 horas después, el niño fuera rescatado sano y salvo y entregado a sus familiares. El operativo de rescate fue en la Colonia La Loma, de la comunidad de San Miguel de los Jagüeyes, Estado de México, donde fueron detenidos siete presuntos secuestradores, cuatro hombres y tres mujeres, – una de ellas menor de edad -, que habían exigido a los familiares la cantidad de cuatro millones de pesos.

Son muchas las ocasiones en que los medios de comunicación tenemos que difundir noticias tan lamentables como un secuestro con violencia con finales trágicos; y son pocas veces que podemos celebrar un rescate con éxito y con los culpables tras las rejas.

Datos públicos señalan que la FGJEM reportó 65 casos de secuestro en el Estado de México en lo que va del año, lo que significa un descenso del 37 por ciento en relación a las cifras de 2021. Según datos de la Asociación Alto al Secuestro, en nuestro país, las entidades con mayor número de secuestros denunciados son Guerrero, Michoacán, Baja California, Estado de México, y Morelos, en un orden que es indistinto año con año. Datos de la Universidad Nacional Autónoma de México estiman que cinco mexicanos son secuestrados cada día.

En muchas ocasiones, los delincuentes ya no eligen a sus víctimas en base al estrato social, pues secuestran y extorsionan tanto a ricos como a pobres al amparo de una gran probabilidad de que sus delitos queden impunes. Esto es síntoma de una sociedad que se descompone, que está dentro de los límites de lo salvaje, donde los valores morales cada vez son menores en cantidad y en importancia.

En un contexto donde el crimen organizado tiene recursos de sobra para disponer de vidas humanas a su antojo, de comprar voluntades y colapsar a las autoridades, ya sea con plata o con plomo, definitivamente es una gran noticia que siete lacras de la sociedad estén tras las rejas. Es el turno del ministerio público y de los tribunales correspondientes de hacer su trabajo.

 

En esta ocasión, felicitemos a la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, a la Secretaría de Seguridad y a todas las autoridades que intervinieron en la resolución del caso y la captura de los delincuentes. Si acciones como esta fueran más constantes en todo el territorio nacional, el mundo dejaría de ver a México como un país bárbaro, donde la impunidad, la corrupción y la delincuencia son los lastres cotidianos que no se han podido resolver.

 

Porque la indiferencia de unos y los abusos de otros están incendiando al país. No debemos acostumbrarnos a esta barbarie cotidiana. Reconozcamos a nuestras autoridades cuando acierten y denunciémoslas cuando fallen. Es inaceptable resignarnos a sobrevivir apabullados y a merced de los delincuentes; retrocedamos ese camino, y unifiquemos esfuerzos en favor de la justicia y la paz.

 

 

RÁPIDAS MEXIQUENSES. “Existe la posibilidad de armar un amplio frente político con miras al 2023, con la intención de brindarle bienestar a todos los mexiquenses”, declaró en entrevista, recientemente el diputado local por el Partido de la Revolución Democrática, Omar Ortega Álvarez. Además añadió que invitarán al Partido Verde Ecologista, Movimiento del Trabajo y Partido del Trabajo.

 

La duda razonable es que si entre estos cuatro partidos -juntos-, serán capaces al menos de lograr los votos suficientes para conservar sus respectivos registros, porque eso de “brindar bienestar a todos los mexiquenses” suena tan lejano como la posibilidad real de conseguir algo mediante los sufragios.

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