jueves, noviembre 21, 2024
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Entre Comillas · Alberto Abrego

BULLYING MALDITO, MORIR POR ESTUDIAR

“Dentro de ti hay una parte que nadie puede tocar. Tú eres tú. Tú te perteneces y dentro de ti se encuentra el universo. Puedes ser lo que quieras ser. Puedes ser quien quieras ser” 

Salla Simukka

 

“No apartes la mirada. Una vez que has visto, no puedes actuar como si no supieras. Abre tus ojos a la verdad, está a tu alrededor. No ignores lo que tus ojos te revelan” 

Vashti Quiroz-Vega

 

Norma Lizbeth, a sus 14 años era víctima de bullying en su escuela secundaria, en Teotihuacán, Estado de México. El acoso era tal que ya no quería ir a la escuela, y ante la indiferencia de sus maestros, de la directora escolar y de sus compañeros, un día decidió enfrentar a su agresora. Eso le costó la vida.

Los videos difundidos en redes sociales conducen a la indignación, al asco y a la incredulidad. Armada con una piedra una niña golpeaba en la cabeza a su compañera mientras los demás disfrutaban y la incitaban a más violencia. “Pégale más fuerte”, “pégale en la cara”, gritaban, y nadie ayudaba a la víctima, nadie detuvo la desigual pelea. Cual circo romano, los espectadores estaban ávidos de sangre, de violencia… de muerte.

El saldo hasta el momento es: la agresora detenida, vinculada a proceso ingresada en el Centro de Internamiento para Adolescentes ubicado en el Estado de México, la directora de la escuela despedida, los cómplices azuzadores suspendidos un mes de la escuela, y Norma Lizbeth muerta.

Aterra ver la forma tan salvaje en que esta menor fue golpeada. ¿En qué clase de sociedad nos hemos convertido?, ¿los adultos, las instituciones, los padres y los maestros, todos en su conjunto, ya no somos capaces de cuidar las infancias?, ¿ya no somos capaces de inculcar valores en nuestros jóvenes?

Es increíble la frialdad de nuestra sociedad, de nuestros jóvenes. Duele ver este tipo de noticias. Duele ver que jovencitos cortan sus sueños o sus vidas porque nadie los educa en las emociones y en el respeto a los demás, duele ver cómo se han perdido valores universales que debieran ser inherentes y firmes en todo ser humano.

¡Cuánta impotencia deben sentir los padres de Norma Lizbeth!, ¡Cuánto dolor e indignación! Somos una sociedad sin autocontrol, que quisiéramos que lo resolvieran todo las autoridades, que a su vez no hacen su trabajo. Todo esto es una aberración social que conduce a la violencia y a la inseguridad, que demuestra al mundo la pobre educación que tenemos en el país y que contribuye a un retroceso que muchas veces resulta fatal.

Lamentable que muchos centros de enseñanza se han convertido en el escenario de vejaciones, maltratos y humillaciones, sinónimo de infierno para muchos pequeños que preferirían no ir a la escuela. Los niños están expuestos a demasiada pornografía, violencia explícita en los medios de comunicación y redes sociales, violencia intrafamiliar aunado a una sistemática pérdida de valores y autoestima, que se traducen en miedo y pérdida de sensibilidad ante el dolor ajeno.

Aunque estemos en el país del niño ahogado -en el que hace falta que se viralice una tragedia para que legisladores y autoridades se interesen medianamente en el asunto-, ojalá este lamentable suceso sirva de experiencia a los padres, para que estemos más atentos a los valores que inculcamos a nuestros hijos; a los maestros, a ser más cercanos a los alumnos, a no deslindarse y no pretextar que los valores y la educación únicamente se enseñan en los hogares; y a las autoridades, candidatos, políticos y gobiernos, a ser más empáticos con la sociedad, a entender que su lucha por el poder es para servir y no para servirse.

Algo que nos gustaría borrar de nuestra sociedad es la idea de que porque vivimos en una sociedad violenta tenemos que ser agresivos y por eso desde las escuelas se impone la ley del más fuerte. Defendernos o padecer los abusos del más fuerte. Nuestros niños se educan sobre principios que señalan que la debilidad es la causa del abuso y por eso deben demostrar fortaleza, carácter y agresividad.

Lo que no podrá cambiar es que por causa del maldito bullying, hoy una niña está en la tumba y otra en la cárcel, y con ello varias vidas destrozadas. Algunos otros divirtiéndose viendo el video, muchos padres enseñando a sus hijos prepotencia y poder; directores que prefieren “no meterse en problemas con los padres” y autoridades más interesadas en quién será el próximo candidato que en hacer su trabajo. Todos con su incompetencia solo ayudan a agravar el problema, lamentablemente el sentido común y la inteligencia emocional no la venden en el mercado.

RÁPIDAS MEXIQUENSES: En conferencia de prensa, Ricardo Sodi Cuéllar, Titular del Tribunal Superior de Justicia del Estado de México, informó que en la Entidad, suman 64 casos de profesores e intendentes que están bajo proceso penal por el delito de abuso sexual a sus alumnos. Los acusados laboraban en escuelas de preescolar, primarias, secundarias y bachillerato, y podrían tener penas hasta de 20 años de prisión.

México es a los ojos del mundo el paraíso de la impunidad y corrupción. Estos 64 subnormales, cretinos, perversos, execrables, pervertidos, depravados, escoria de la sociedad que hoy están detenidos tal vez en algún momento pensaron que su perversidad quedaría impune. Quizá aún tengan esa esperanza. No parece haber urgencia de cambiar esa imagen ante el mundo y menos la lastimosa realidad. Una vergüenza de seres humanos.

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