domingo, diciembre 22, 2024
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Entre Comillas · Alberto Abrego

¿CONTROL DE QUIÉN?

“La situación está bajo control”

María Eugenia Campos, Gobernadora del Estado de Chihuahua 01/01/2023

 

“…No politicemos estos terribles acontecimientos. Sí, por supuesto que en el gobierno del estado asumimos la responsabilidad y por eso tomamos acciones contundentes para cambiar de fondo el problema de inseguridad, así como del sistema penitenciario”

Gobernadora María Eugenia Campos, 04/01/2023

 

Un comando armado, a bordo de vehículos blindados ingresó a las 7 de la mañana del primer día del 2023, en el Centro de Readaptación Social (CERESO) número 3, en Ciudad Juárez, Chihuahua, logrando liberar a 27 internos en un ataque que dejó un saldo de 17 asesinados, entre ellos 10 custodios.

Hace apenas un poco más de un año, el 01 de diciembre de 2021 un comando armado irrumpió en la prisión de Hidalgo y realizó un escape como de película liberando a nueve reos.

El 10 de junio de 2013, en un penal estatal en el municipio de la Unión, estado de Guerrero, también un grupo armado irrumpió violentamente y liberó a nueve internos de alta peligrosidad.

Es inaudito que este tipo de noticias sean cada vez más frecuentes. Comandos que irrumpen y liberan reos como Juan por su casa, con el único argumento de las armas y la seguridad de que sus actos quedarán impunes. El monólogo de sus armas largas es el único que se escucha, y es suficiente. Ha sido suficiente durante décadas. Y son incontables las ocasiones en que algunos internos no necesitan que algún comando los libere, pues es público que han escapado con ayuda de ciertas “autoridades”.

Tal parece que nuestra capacidad de asombro no tiene límites. En la reciente fuga de 27 internos se “descubrió” que varias celdas del penal eran VIP, pues las autoridades del penal “aseguraron” una caja fuerte con casi dos millones de pesos, pantallas, teléfonos celulares, un jacuzzi, una sala, botellas de alcohol, armas y drogas de todos colores y sabores. Llama la atención la declaración inmediata de la gobernadora de la entidad: “Ya todo está bajo control”.

Las autoridades son rebasadas. El crimen organizado perpetró corporaciones, impregnó gobiernos y secuestró la tranquilidad. La violencia desmedida e incontrolable en nuestro país parece no tener límites y deja al descubierto la vulnerabilidad social, pues hablar de violencia colectiva es hablar del orden social y político, y evidencia una crisis de autoridad que se gestó desde hace 20 años.

Hoy en día los integrantes del crimen se enseñorean por prácticamente todo el territorio de nuestro país y hacen blanco de sus agresiones y exhiben su poder  tanto a la autoridad como al ciudadano común, y cuando las pocas posibilidades de ser internados en las cárceles se hacen realidad, tienen la tranquilidad de que en cualquier momento un comando los liberará.

El creciente problema del crimen organizado, y hasta del no organizado se cierne sobre todo el territorio nacional, extendiendo sus tentáculos en ocasiones aún sobre algunas instituciones. La delincuencia está fuera de control y es el detonante que demuestra que los límites sociales se han roto.

El horror se ha estacionado a lo largo y ancho de nuestro país. Los líderes operan desde las cárceles y cuando les da la gana, ordenan que les caven un túnel para huir o simplemente mandan a que los vayan a rescatar.

Se acercan elecciones y el tema de seguridad no faltará en los discursos. Hace falta que sea prioritario no solo en las peroratas de campaña, porque el horror y la barbarie permanecen en una realidad ofensiva que muestran una faceta humana vergonzosa e indigna.

Por lo pronto, estamos totalmente de acuerdo con las palabras de la gobernadora Maru campos, “la situación está bajo control”, pero no parece precisamente que de las autoridades, sino de quienes controlan las fronteras, las plazas, las carreteras, algunos estados, el contrabando, las armas y las cárceles.

A los lectores de 8 Columnas, a mis compañeros columnistas, al Director, al Presidente del diario y a todo el personal que labora en esta gran empresa expreso mi gratitud y mi reconocimiento por un 2022 de trabajo y esfuerzo. Al mismo tiempo, mi deseo y mi brindis es por otros doce meses de compromiso en pos de la verdad al servicio de la sociedad.

Mi respeto y mi afecto. Salud.

 

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