OAXACA, LA MISMA HISTORIA
“Por pedir que detenga a mi agresor, visibilizar los feminicidios y el plagio de textiles …, Alejandro Murat me avisó a través de dos abogadas que los tratamientos dermatológicos y quirúrgicos a los que tengo derecho por ley quedan terminados”
Tweet de María Elena Ríos, víctima de agresión con ácido, en Oaxaca.
El 9 de septiembre de cumplen cuatro años desde que María Elena Ríos, saxofonista oaxaqueña fuera atacada sufriendo graves quemaduras en la cara y el cuerpo al ser rociada con ácido sulfúrico por Juan Antonio Vera Hernández, hijo de quien se dice que fue el autor intelectual, Juan Antonio Vera Carrizal, exdiputado por el Partido Revolucionario Institucional y expareja de la agredida.
Tras una extensa investigación, el 18 de febrero de 2022, la Comisión Nacional de Derechos Humanos emitió una recomendación al mandatario Alejandro Murat y al gobierno de Oaxaca para proporcionar a la víctima protección y toda la atención médica y psicológica que requiera, y desde hace seis meses, las autoridades, a cuentagotas asumieron ese compromiso. La semana pasada María Elena Ríos denunció que las abogadas del gobernador Murat le notificaron que ya no la apoyarán con sus tratamientos dermatológicos y quirúrgicos porque “no se pueden hacer responsables de cubrir la salud privada”.
Coincidentemente esto ocurre después de un intenso activismo social de la agredida denunciando a la entidad oaxaqueña como una de las más impunes en materia de feminicidio y exhibiendo a las autoridades, que desde abril no le dan protección, que no han podido – o no han querido – atrapar a Vera Carrizal. La medida coincide también con la protesta pública por violencia de género que hizo recientemente la activista aprovechando los festejos de la Guelaguetza como escenario; y más recientemente con haber exhibido el plagio de los diseños textiles de las artesanas de Oaxaca.
Queda demostrado una vez más que la libertad de expresión y el respeto a la Ley y a las garantías individuales no es precisamente lo que más caracterice a Oaxaca. Gobiernos que no han sido capaces de proporcionar justicia a una mujer salvajemente atacada y que encima de todo es víctima de represión gubernamental por denunciar feminicidios, tortuguismo institucional y corrupción, han sido el cáncer sexenal que por décadas ha sufrido esta entidad.
No es extraño entonces que Oaxaca ocupe el segundo lugar en pobreza extrema a nivel nacional, con altos índices de analfabetismo y migración; que las riquezas naturales sean solo explotadas por unos cuantos y ahora las riquezas culturales sean también distorsionadas. Mientras persista la corrupción y la deshonestidad en los gobiernos, entre sus mandatarios y protegidos, seguirá habiendo pobreza y retroceso social. Ha sido el cuento de nunca acabar en Oaxaca, mediocridad y opacidad permanentes, promesas incumplidas y los allegados de los gobernantes abusando de todo mientras pueden.
María Elena Ríos es solo un símbolo más, es la imagen y ejemplo de las mujeres que a través del activismo luchan contra el monstruo de mil cabezas que utiliza su poder con prepotencia irreflexiva y perversa demostrando día a día el desprecio hacia la sociedad a la que prometieron servir.
Y es que, a estas alturas, muchos creen poder llegar a la presidencia, el sueño guajiro que embriaga y embrutece a los que entregan dignidad y principios para lograr lo que solamente existe en la imaginación de los poco inteligentes.
El problema de fondo en Oaxaca es el mismo problema de gran parte del país, donde existe un sistema de impunidad en el que nadie o muy pocos pagan las consecuencias de sus actos; ni el diputado que vota recibiendo línea o dádivas, ni el presidente municipal que endeuda a su ayuntamiento sin rendir cuentas, ni el funcionario público que ejerce el gasto público para uso personal, ni gobernadores que reprimen cuando alguien exhibe su mal gobierno o realizan activismo incómodo.
Bajo estas circunstancias es difícil esperar que haya justicia para María Elena, porque la sensibilidad y honestidad entre la mayoría de las autoridades no se da de manera habitual, porque no existe el respeto ni interés de sancionar cuando hay compromisos y prebendas, y donde solo hay ilegalidad y recursos ilícitos para comprar la impunidad. Porque históricamente a los gobiernos estatales del país les han importado más sus asuntos de poder y la economía de sus diputados y senadores – que por cierto en estos asuntos brillan por su ausencia -, que gobernar para quienes pagamos el erario, sus sueldos, sus viajes, sus casas, sus guaruras, sus diversiones, etc.
Lamento que mis líneas sean en ocasiones reiterativas y repetitivas, es que durante décadas los gobiernos de Oaxaca han sido reiterativos y repetitivos, muy congruentes con su historia de abandono y olvido a los necesitados… Es la historia de siempre.
RÁPIDAS MEXIQUENSES. El gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo Maza agradeció públicamente el apoyo, y la confianza que ha tenido del Gobierno Federal, lo que “han hecho posible muchos de los logros del estado de México”. Lo anterior, durante un encuentro del presidente Andrés Manuel López Obrador con trabajadores de la CFE en Toluca.
Cuando hay aspiraciones mayores, siempre conviene el apoyo de los más poderosos, aunque no sean del mismo color partidista. ¡Bien!