sábado, diciembre 21, 2024
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Entre Letras · Diana Romero

¿Qué necesita la juventud de la política?

-Necesitamos-, puntualizó.

Y la ciudadanía en general me atrevería a escribir; pero esta vez, lo haré en representación de mi generación.

Como apasionada de la comunicación y el ámbito público, he visto, escuchado y estudiado cientos de perfiles que “buscan un cambio para el país” y antes de empezar a lanzar piedras, me gustaría enfatizar que nos hemos ido a los extremos; la política termina cayendo la mayoría de las veces, en romantizarla o satanizarla.

Romantizamos las problemáticas que hoy como país en vías de desarrollo enfrentamos: la pobreza, la falta de oportunidades laborales, la mala planificación urbana, la carencia de servicios públicos, la violencia… nos llenamos de idealismos y como característica de los mexican@s; de humor, con el único objetivo de evadirlas.

Queremos llenar ese vacío e inconformidad de confetti, colores, propuestas inviables, discursos ignorados, fotos posadas y videos virales.

Por otro lado, satanizamos a quienes desean intentarlo, si bien el refrán popular dice que “pagan justos por pecadores” después de un constante aprendizaje en primera línea, afirmo que hay quienes merecen que les demos el beneficio de la duda, aceptando la responsabilidad ciudadana de exigir resultados y transparencia durante su trayectoria.

Sin dejar de señalar y reconocer los errores que han cometido las y los servidores públicos pasados y en turno, también considero importante puntualizar que la política se ha convertido cada vez más cercana. Que los entes de poder, obscuridad y enigma se han quedado atrapados en un capítulo de Netflix y hoy en día tenemos las herramientas necesarias para investigar, cuestionar e informar. Elijamos conscientemente no ser parte de la complicidad.

La juventud necesita realidad, conocer la complejidad que el servicio público y las personas involucradas hoy enfrentan. Necesitamos objetividad en los medios de comunicación, en los gabinetes, en las propuestas y en las formas de gobernar.

Me aferro a pensar y creer en el significado etimológico de la palabra -política- proveniente de “Polis” que significa Ciudad. Todo lo relativo a la Ciudad-Estado, a la actividad que implica diálogo, consenso, acuerdo, desarrollo, debate de ideas e intereses que tenemos todos y todas como individuos en una sociedad, para resolver nuestras diferencias de forma pacífica y buscar el bien común.

Los jóvenes necesitamos perfiles que entiendan el verdadero concepto, quienes estén dispuestos a trabajar y resolver. Quienes entiendan las diversas realidades de nuestro país y que tengan la convicción, energía y voluntad suficiente para atenderlo.
Estamos llegando al límite de un país que se ahoga en la desigualdad e injusticia social pero también me da certidumbre y anhelo encontrarme constantemente en mesas y escuchar otras voces en diferentes contextos trabajando tangiblemente porque creemos en que aún podemos construir algo mejor.

Sabemos que el futuro está aquí, nosotros lo trajimos, D.

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