viernes, noviembre 22, 2024
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ENTRE TUERCAS Y CABLES – EL PETRÓLEO BLANCO

 

Por: Alfonso Faure Meza

@alfonsofaurem

 

En este espacio, ya hemos platicado del tema tan controversial de los semiconductores y el impacto que éstos han tenido en la industria automotriz a nivel global. Hemos platicado de la demanda exponencial que han tenido estos componentes no solo para la producción de autos nuevos, sino para la mayoría de los componentes que utilizamos a diario y que se han vuelto smart. Desde nuestros teléfonos celulares, hasta televisores, cafeteras, refrigeradores, relojes, bocinas, etc. Prácticamente todos los productos que usamos diariamente utilizan en menor o mayor medida pedazos de semiconductores hechos de silicio. Este mineral, es el segundo más abundante en la corteza terrestre; y para algunos, es el mineral del futuro debido a la explosión tecnológica que estamos viviendo.

No obstante, el otro mineral que será bastante codiciado en las próximas décadas y que algunos consideran el “petróleo del futuro”, es el litio. Elemento químico de símbolo Li y el solido más ligero de la tabla periódica, ha aumentado su importancia en el mundo debido a su aplicación en la producción de baterías de alta densidad energética para todos nuestros dispositivos electrónicos y por supuesto para los vehículos electrificados, tanto híbridos, como los totalmente eléctricos.

De esta manera, y con la entrada en vigor del tratado comercial de México con Estados Unidos y Canadá (T-MEC), la explotación de litio tomará una mayor importancia debido a que en tres años se espera que los coches fabricados en Norteamérica deberán contar con al menos un 75% de sus componentes producidos en la Región. Las baterías de ion-litio, son considerados componentes esenciales y, con las proyecciones de que para el 2030 el 50% de los coches nuevos serán eléctricos, las baterías adquieren un papel fundamental en la industria.

Por lo tanto, México se encuentra en una posición privilegiada, como tantas veces a lo largo de nuestra historia; ya que cuenta con importantes reservas de litio en tres Estados diferentes, con la más grande ubicada en Sonora. De hecho, actualmente existen 36 proyectos mineros de litio, financiados con capital privado y que buscarán extraer un beneficio en el futuro; sin embargo, aun no se ha extraído ni un gramo de litio, ni existe una regulación o un marco gubernamental que permita sacar el mayor provecho a este mineral. De esta manera, será imprescindible que podamos extraer el mineral; pero qué, además, México se convierta en un productor global de baterías de litio como lo es ahora en la manufactura de vehículos para pasajeros.

Es importante recalcar que en el desierto de Atacama y sus alrededores se concentra entre el 50% y el 85% de las reservas conocidas por este material; por lo que el potencial mexicano esta en no solo la extracción, sino en la transformación del metal en baterías para su uso comercial. Buscar agregar valor a la cadena, como las grandes economías mundiales, será la clave para poder aprovechar la ventaja y privilegio con la que cuenta nuestro país; y no solo quedarnos con la extracción como sucedió con la industria petrolera a lo largo del siglo XX.

  Por esta razón, hace algunas semanas el presidente de Bolivia, visitó nuestro país para aconsejar y compartir información clave al gobierno mexicano para extraer y aprovechar el litio, del cual ellos tienen y conocen bastante. Sin embargo, será significativo que la Secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, pueda convertir su declaración de mediados de mayo en realidad, donde asegura que en un meses se pondrá la primera piedra de una empresa para la producción de baterías.

Ojalá, que el Gobierno Federal, pueda visualizar correctamente el potencial con el que contamos; y así poder aprovechar al máximo nuestros lazos comerciales con la economía más grande del mundo. Será fundamental lograr un balance entre la inversión privada y la regulación publica para explotar la capacidad latente que tenemos para producir baterías de litio; y, que no solo sirvan a la creciente industria automotriz electrificada, sino también a todos los dispositivos “Smart” que demanda todo el planeta.

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