viernes, noviembre 15, 2024
InicioOpiniónENTRECOMILLAS

ENTRECOMILLAS

Por: Alberto Abrego

¿QUÉ COSAS SUCEDEN…?

“Hemos usado los instrumentos que tenemos. Mediante el esfuerzo de los trabajadores de todo el país, hemos podido sustituir el vacío que deja el gas que no ha llegado al país. Estamos orgullosos. Mantener el fluido eléctrico es mantener la vida del país”   Manuel Bartlett, Director de la Comisión Federal de Electricidad.

Obviamente el título del artículo nos conduce al tema del apagón de energía eléctrica que sufrieron 4.7 millones de mexicanos en el norte del país la semana pasada.

Técnicamente, la explicación de los expertos es la siguiente: Como se sabe, hoy en día la generación de la energía eléctrica en México depende en un 60 por ciento del gas natural que se produce en en estado de Texas, uno de los mayores productores de este combustible natural en el mundo, que además es el más barato. La onda gélida  intempestiva que se materializó en aquella zona provocó que se congelara gran parte de la infraestructura de distribución y extracción de gas en Estados Unidos, que derivó en una importante escasez del combustible y por supuesto impactó la generación de electricidad en ambos países.

Ante la emergencia, las autoridades de Texas decidieron ordenar a las empresas no exportar gas por lo menos durante cuatro días, por lo que en México el sistema eléctrico colapsó provocando apagones en el norte del país. Los precios del combustible se dispararon hasta en un cinco mil por ciento, lo que hizo prácticamente imposible para la Comisión Federal de Electricidad su adquisición. Dos días después Texas reconsideró la decisión y el suministro hacia México se reactivó, aunque en principio no de forma regular. Ante la emergencia, el gobierno mexicano adquirió por otro lado el preciado combustible, que fue llegando en barcos desde distintas regiones, lo que hizo sentir orgulloso al Director de la Comisión Federal de Electricidad, según sus propias palabras.

Las causas de este evento deberían llamar la atención sobre qué tan preparados estamos para el futuro acerca de nuestra infraestructura ante los cambios climáticos intempestivos. Este apagón ha dejado al descubierto la gran dependencia de México al gas natural producido en Estados Unidos. Es difícil imaginar una sociedad hoy en día sin energía eléctrica, o con deficiencias en  suministro, por todo lo que representa en todos los ámbitos de la vida humana.

Tanta dependencia hacia el gas texano, un día tenía que cobrar factura. No podemos minimizar las cosas, el hecho fue grave, no sólo representó que millones de personas se quedaran a oscuras, que no pudieran ver el fútbol, bañarse, o entretenerse en las redes sociales; significó que miles de personas con Covid no pudieran disponer de su concentrador de oxígeno, que miles de medicinas necesarias para la salud de muchos enfermos no dispusieran de la refrigeración necesaria; que los hospitales no tuvieran disponibilidad de agua, ni de luz eléctrica para hacer funcionar su instrumental por la salud de sus pacientes. ¿Cuántas personas se quedaron sin oportunidad de una intervención quirúrgica urgente? ¿Cuántas empresas perdieron millones de pesos? ¿Cuántos padres no tuvieron esos días la oportunidad de llevar el sustento a sus familia? ¿Tan sólo nos podemos imaginar lo que padecieron 4.7 millones de mexicanos sin electricidad ante la onda gélida que alcanzó temperaturas extremas bajo cero en el norte del país?

Ante lo imprevisto, y ante las evidentes señales naturales respecto al cambio climático que provocan estas tragedias surgen más preguntas: ¿Se elaborará una estrategia para prepararnos ante estos “imprevistos” cada vez más previsibles? ¿Se destinará un presupuesto para renovar o dar mantenimiento a una infraestructura vieja y desgastada? ¿Por qué no existe un plan alternativo para producir más energía eléctrica sin necesitar gas natural? ¿Existe un plan de almacenamiento del combustible para casos de emergencia, como la que acaba de acontecer?

No se necesita ser economista o ingeniero para darse cuenta de que el modelo energético del país está basado en combustibles fósiles, y que es necesario implementar fuentes de energía alternativas, de forma sustentable (las hay, pero son mínimas) y con precios competitivos. La escasez de energía en los próximos años es evidente, y es prioridad establecer desde ahora una estrategia para evitar situaciones emergentes. 

Es desafortunado el hecho de que México no sea una potencia mundial en la producción de energías alternativas dada nuestra riqueza en recursos naturales, tanto solares, eólicos, hidroeléctricos y demás. Por eso los asuntos de tecnología no los deben manejar los políticos, sino los expertos en la materia, porque ellos tienen los conocimientos, la experiencia y los recursos intelectuales para operar, ofrecer soluciones y enfrentar los retos del futuro.

¿Qué cosas suceden…? Lamentable que el tema no esté en la agenda de las deprimentes campañas que preparan los políticos.

RÁPIDAS MEXIQUENSES:  El gobernador del Estado de México, Alfredo Del Mazo Maza anunció la basificación de más de 19 mil 700 docentes del sistema federal y estatal que laboran en los 125 municipios de la entidad. Bien por eso, es innegable que la educación contribuye al crecimiento económico de una sociedad, por lo que la urgencia de invertir en ese ramo es prioritario en nuestro país, y porque un mejor nivel en la educación contribuye a mejorar el nivel de vida de las personas y ayuda al progreso. Y aunque la situación sanitaria puso a prueba a gobiernos, instituciones, académicos y estudiantes, estas acciones y algunas otras deben ser constantes. Corresponde ahora a los mentores comprometerse y ofrecer todo su esfuerzo y capacidades en favor de los educandos.

Artículo anterior
Artículo siguiente
PODRÍA INTERESARLE ...

MÁS LEÍDO