viernes, noviembre 22, 2024
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LAS ELECCIONES DEL DOMINGO- Isidro O`Shea

LAS ELECCIONES DEL DOMINGO

Por: Isidro O`Shea

@isidroshea

Analista político y electoral

El domingo pasado fuimos testigos de dos procesos electorales que no fueron precisamente liberalmente democráticos; pues se quedaron solamente con la acepción de democracia más básica; la que aprendimos en la primaria y que únicamente se basa en la creencia de ser aquello que la mayoría prefiere.

Mientras en México se vivió un tipo extraño de plebiscito, haciendo creer a algunos que este era un mecanismo de democracia participativa, en Francia se vivió la primera vuelta de la elección presidencial.

¿Por qué afirmar que ninguno cumplía con premisas básicas de liberalismo o de democracia?

En México, el “plebiscito” o “consulta popular” tenía diversos objetivos, pero ninguno trazaba una ruta clara o forma de proceder en caso de que se lograra el objetivo de que fuera vinculante. Parecía pues la oportunidad de señalar una vez más al árbitro electoral, – como tantas veces antes lo ha hecho el presidente – y por otra parte, crear una idea de respaldo ciudadano al ejecutivo de nuestro país.

Sin embargo, no se contaba con la certidumbre de qué hubiese sucedido si se hubiese contado con el 40% de la participación y se hubiera votado mayoritariamente por una revocación de mandato. No se tenía certidumbre; mucho menos cuando la elección tenía lugar días después de observar como el poder judicial se agachaba ante las necesidades del gobierno federal… miserable y ridículamente. Así pues, pocos apostarían por que, en un supuesto caso, la SCJN habría de obligar y lograr que el presidente abandonara el cargo.

Por su parte, en Francia, el problema no radicaba, ni radica en el proceso de su elección, sino en la calidad y naturaleza de la oferta partidista; una oferta partidista, que por segunda ocasión consecutiva evidencia el crecimiento de la derecha radical, misma que basa sus valores en fobias y no en libertades, en restricciones y no en equilibrios sociales.

Al final de las elecciones francesas, todo fue casi como se esperaba, pasando a una segunda vuelta el centrista y actual presidente Macron, frente a la líder de la derecha radical Marine Le Pen; dejando todo, o casi todo a la incertidumbre de la segunda vuelta, pero, sobre todo, a los temas que se aborden en sus respectivas campañas durante estas dos semanas.

Es decir, muy probablemente sean pocos los que cambien radicalmente de opinión, sin embargo, siempre existe la posibilidad de ello, y por ende resulta imprescindible liderar la agenda y temas rumbo a la elección.

Por otro lado, también es importante mencionar no solamente el éxito de las nuevas opciones políticas en Francia y el fracaso de los partidos tradicionales, los mismos que dieron paso a la última república francesa, sino también el simple hecho de observar a partir de los resultados un sistema de partidos que Giovanni Sartori definiría como atomizado, pues mientras tres opciones políticas acumulan más del 70% de los votos, otras 5, apenas rebasan el 20% de los sufragios. Ahí no solamente existe una enorme desigualdad, sino precisamente, un problema: no todos los partidos políticos están representando los intereses de los franceses.

Así pues, ambas elecciones demuestran la complejidad de los tiempos políticos y sociales que atravesamos actualmente, por lo cual es preferible no afirmar que ya no puede haber nada que nos pueda sorprender, pues casi siempre lo hay, y casi nunca es para bien.

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