POR Hugo Mauricio GARCÍA
Hoy quiero llamar la atención de los lideres para poner atención en esta palabra: lealtad.
Muchos líderes buscan lealtad absoluta de sus seguidores, ya en otras ocasiones nos hemos referido a estos falsos lideres que desean alimentar su ego y su ansias de poder, les hemos encontrado un lugar entre las personas que no han resuelto dilemas dignos de psicólogo, individuos con una necesidad enfermiza de reconocimiento y cariño, eso es un falso Líder y eso no es lealtad.
En general se piensa que la lealtad es un valor que trabaja hacia afuera, es decir, uno piensa que es leal porque sigue los preceptos de otros, los planes de otros, la verdad es que la lealtad debe trabajar hacia dentro, porque no se puede ser leal a otro, sino se es leal consigo mismo.
Pero, ¿Qué es la lealtad?, la etimología siempre nos ayuda a entender el verdadero significado de las palabras; está formada por raíces latinas y significa “cualidad de ser respetuoso de la ley”.
La antítesis de lealtad es traición.
Pedro Calderón de la Barca, dramaturgo español, señalo que, siempre el traidor es el vencido y el leal es el que vence.
La interpretación de tan sencilla reflexión tiene que ver con la raíz de la palabra, “cualidad de ser respetuoso de la ley”, aquí la pregunta es ¿Cuál ley?
Veamos que la etimología hace referencia a “LA” ley a una sola ley, a la ley que rige a toda la humanidad, a la ley del que crea, esa ley es única y no necesita mayor explicación, es la ley que nos define como seres unitarios e irrepetibles, esa ley es la que siempre está en consonancia con lo perfecto e ilimitado, es la ley que se mueve en dirección de todo lo que nos hace mas amorosos, bondadosos, generosos, afectuosos.
La traición a esta ley nos llena de ira, temor y desconfianza.
Quien respeta La Ley tiene recompensas ilimitadas, un líder aprende a ser leal y su ejemplo cunde en sus seguidores.
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Abrazos, ¡todos!