POR Sergio MACEDO GONZÁLEZ
Vecinos de la delegación de Santa Ana Tlapaltitlán, ubicada en el municipio de Toluca, aseguran estar preocupados por el abandono y descuido en que se encuentra la unidad deportiva de su comunidad. Lo que antes era un área para el esparcimiento familiar y la práctica deportiva se ha convertido en una zona libre para el consumo de drogas y bebidas alcohólicas a plena luz del día, situación que pone en riesgo a decenas de mujeres, niños y jóvenes que diariamente acuden a ejercitarse desde temprana hora.
Los focos de alerta se han encendido en los campos de fútbol que se encuentran sobre la vialidad Solidaridad Las Torres, pues la falta de mantenimiento, abandono de las instalaciones y la nula vigilancia por parte de las autoridades ha sido el componente ideal para que varios grupos de indigentes hayan convertido este lugar en su centro de reuniones, ante la zozobra de los vecinos, quienes ven amenazada su seguridad.
María Desales, vecina de la comunidad, mencionó que si bien hace algunos años este sitio fue remodelado y dotado con equipamiento deportivo, lo que lo convirtió en un lugar de encuentro para las familias de la delegación, desde hace varios meses no recibe mantenimiento. El pasto ha crecido, una parte de los campos se ha convertido en basurero a cielo abierto, hay mucho cascajo por todos lados, los aparatos para hacer ejercicio no funcionan, las gradas de los campos de futbol son refugio de indigentes, quienes al parecer utilizan esos espacios como dormitorios.
“No solo se trata de un tema de mantenimiento al equipamiento urbano, sino de seguridad, hay matorrales de pasto en donde se esconden personas para drogarse, el olor a mariguana es constante, hay latas de solvente, botellas de bebidas alcohólicas, basura. Todo eso genera preocupación, nada nos asegura que estas personas no nos van a atacar en algún momento”, mencionó.
Los fines de semana el problema se incrementa a partir del mediodía, ya que en el lugar se venden bebidas alcohólicas sin ninguna restricción, la presencia de parroquianos que gustan de las bebidas fermentadas se multiplica en la zona, así como de consumidores de otro tipo de sustancias, quienes bajo los efectos de los estupefacientes no controlan sus acciones, orinan en cualquier sitio, protagonizan riñas, se quedan dormidos en el piso. “Esta ya es una situación preocupante, este es el único espacio público que tenemos en el pueblo, pero no podemos disfrutarlo plenamente, tenemos miedo que estos sujetos nos agredan”, subrayó María Desales.
Los vecinos piden a la autoridad municipal tomar cartas en el asunto, realizar rondines de vigilancia efectivos, “de nada sirve que haya presencia policiaca eventualmente si el consumo de alcohol y drogas se realiza a unos cuantos metros de donde estacionan las patrullas”. También demandan la rehabilitación de los baños públicos, recolección de cascajo, basura, corte de pasto, siembra de árboles y concluir la barda perimetral.
Con estas acciones aseguran que la unidad deportiva volverá a ser un espacio público seguro, en donde mujeres, jóvenes y familias enteras puedan ejercitarse o pasar un rato de entretenimiento sin miedo a ser agredidos.