Por: Edgar Romero
Como cada año desde 1960 se celebra en nuestro país el día del abogado, instituido por el entonces Presidente de México Adolfo López Mateos se escogió precisamente el día 12 de julio porque en esa fecha pero del año 1553 fue cuando se llevó acabo la primera catedra de derecho en América Latina misma que fuera impartida por Fray Bartolomé Frías y Albornoz en la Real y Pontificia Universidad de México.
A poco mas de 60 años del inicio de esta celebración los abogados mexicanos tenemos mucho mas temas por reflexionar que festejar, y es que debemos volver a nuestros orígenes, incluso remontarnos a cuando fuimos niños, cuando deseábamos estudiar derecho para ayudar a los que menos tienen, para terminar con las injusticias y buscar el bien común, seguramente esa idea de pedir y conseguir justicia fue el sentimiento que guio a miles y miles de colegas para elegir esta profesión.
De acuerdo con el Observatorio Laboral, se revela que en nuestro país existen aproximadamente 381 mil 770 abogados ocupados a nivel nacional, por supuesto se desconoce una cifra aproximada mucho menos oficial de profesionales del derecho desocupados o desempleados pero sin duda alguna es altísima, aun con eso, la Licenciatura en Derecho es una de las carreras con mayor demanda, año con año tanto las universidades públicas como privadas egresan a miles y miles de abogados, es decir, personas con pocas oportunidades laborales y mucha competencia tanto en la iniciativa publica como privada.
Esta celebración del día del abogado es sin duda alguna una oportunidad para replantearnos y reflexionar sobre el papel que los profesionales del derecho están llamados a cumplir en esta sociedad, por supuesto que los abogados de ahora no somos los mismos que hace sesenta años, los avances científicos, tecnológicos y porque no decirlo también jurídicos exigen cada día profesionales mas y mejores preparados, con conocimientos altamente especializados, que sepan defender en los tribunales los derechos de sus representados, que sean diestros en la interpretación y la aplicación del derecho, pero sobre todo que tengan un alto sentido de honradez y de justicia.
Durante mucho tiempo los abogados hemos tenido que cargar con el estigma que los simuladores del derecho pusieron en nuestros hombros, pero ya no puede ni debe ser así, en el derecho como en cualquier otra profesión hay buenos y malos abogados, abogados honrados y abogados ladrones, pero generalizar es el peor error que podríamos cometer, los abogados estamos llamados a ser uno de los factores de cambio en la transformación social, somos facilitadores de la vida en comunidad pero sobre todo somos los responsables de atemperar las injusticias.