viernes, noviembre 22, 2024
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«Que el futuro traiga consigo lo que quiera, mi felicidad es mi blindaje.».

Abel Pérez Rojas.

La mejor forma de encarar el futuro es siendo felices, estando alegres y contentos, porque de esa manera lo que tengamos que vivir lo afrontaremos mejor. No es una cuestión puramente motivacional, es un aprendizaje desde la antigüedad.
Muchas veces me he sorprendido sufriendo por lo que podrá suceder en el futuro, y muchas de esas veces me doy cuenta que fue un derroche de energía vano, porque con el paso del tiempo me percaté que las cosas no fueron como tantas veces elucubré sesudamente.
Ni siquiera se aproximaron un poco mis tantos escenarios con lo que finalmente sucedió.
Por otra parte, también puedo hacer un recuento de hechos lamentables que no estaban previstos en mis más pesimistas presupuestos.
Por ejemplo, ¿cómo imaginar que aquél mediodía del pasado 19 de septiembre un terremoto irrumpiría de manera imborrable en las vidas de quienes vivimos en el centro de México?
A pesar de todo lo que se ha dicho, nadie podía aseverar con exactitud que ese día nuestras vidas no volverían a ser las mismas.
Como te digo, el futuro nos depara sorpresas de todo tipo, pero si esas sorpresas, para bien o para mal, nos encuentran en un estado de ánimo positivo, entonces estaremos en condiciones de actuar de la mejor manera.
Es por eso que ante la angustia y preocupación generalizada, ser alegres, contentos y felices es un verdadero acto de valentía.
Se necesita ser valientes para vivir alegres mientras las masas viven angustiadas por uno u otro asunto.
Cierto es que hay motivos de sobra para no dar rienda suelta a un jolgorio permanente, pero tampoco podemos estar encerrados en nuestras cárceles imaginarias.
Desde antaño los antiguos nos enseñaron a concentrarnos en nuestra respiración y a partir de ahí poner orden a todo lo demás.
Es en ese estado de concentración donde se puede discernir con claridad que nuestra felicidad no puede depender de alguien ni de las circunstancias.
Si nuestro estado anímico profundo de alegría depende de alguien o de las circunstancias, entonces sí estamos fritos porque eso es como navegar en un barco a la deriva a causa de que la tripulación está embrutecida y abandonada a su suerte.
Cuánta razón tuvo en ese sentido el escritor norteamericano Dale Carnegie, cuando afirmó que «la felicidad no depende de condiciones externas, está gobernada por nuestra actitud mental».
Yo agrego a lo dicho por Dale Carnegie que además de la actitud mental también la felicidad está gobernada por nuestro estado en paz con nosotros mismos y eso no es mental, es más una cuestión que emana del corazón de los hombres.
Sea como sea amigo lector, es necesario siempre tener presente que si hacemos de nuestro estado habitual la felicidad y la alegría, lo más seguro es que nuestros mecanismos psicológicos, racionales e intuitivos van a estar debidamente «aceitados» para encarar lo que nos depare el futuro.
¿O no?
Vale la pena darse cuenta, vale la pena intentarlo, ¿te atreves?
Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es escritor y educador permanente. Dirige Sabersinfin.com

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