POR Ariel PÉREZ
La emergencia climática que atraviesa el planeta ahora mismo no es un dato, no es una alerta de un organismo internacional, no es una teoría científica. Los efectos del cambio climático han afectado a familias enteras que han perdido su patrimonio por un huracán, las que lloran la muerte de sus seres queridos tras un tsunami, o la comunidad indígena que perdió el lugar en el que reproduce su cultura y la vida, a causa de un incendio forestal.
Todas las personas que habitamos el planeta hemos sentido ya los efectos del cambio climático. Parte del antídoto será nuestra capacidad de sentir empatía y amor por las otras personas y seres que habitan este planeta.
Generalmente el cambio climático no se percibe como una emergencia porque no siempre son tan evidentes sus efectos; sin embargo, el cambio climático es un problema mundial que se genera a través de prácticas empresariales poco éticas y de explotación, y de hábitos individualistas como el consumismo que afectan cada día de forma directa a los grupos de poblaciones en condición de mayor vulnerabilidad: niñas, niños, personas adultas mayores, comunidades rurales o indígenas, mujeres, familias en contexto de pobreza y animales en peligro de extinción.
Entender esto no se traduce únicamente en conocer el problema sino también en la experiencia de distintas emociones provocadas por la empatía: enojo, indignación, tristeza, angustia, miedo y otros de ese tipo. Estas emociones son el primer empujón, más allá de la información, para tomar conciencia y actuar.
Experimentar estas emociones y tomar parte de un problema no es algo que tengas que hacer en soledad. Al contrario, así como tú, otros miles de personas experimentan estas emociones y otras de otro tipo, como inspiración y esperanza.
Sin duda un primer paso para la acción es enfrentar y aceptar las emociones que nos genera recibir información sobre las consecuencias del cambio climático, después necesitamos crear comunidad o grupos de afinidad alrededor de valores y emociones compartidas, y, por último, debemos empezar a actuar colectivamente para sobrellevar el dolor, la tristeza, la impotencia o la culpa que podemos llegar a sentir.
En esta época es mas que necesario re aprender a sentir eso nos humaniza aún más sobre todo en una concepción en conjunto con nuestro planeta agonizante.