* Homofobia se escuda en religión
Por Eduardo H. LIMÓN CERVANTES
Desde este espacio exijo poner orden a los ministros de las iglesias, que a mi parecer incitan al odio hacia las personas con diversidad sexual, pues a causa de gente que se escuda en la moralidad religiosa, suceden hechos violentos de homofobia como el que dejó 50 muertos en Orlando, Florida. Porque en México no queremos que esta discriminación verbal se convierta en hechos violentos.
Por ello en el país se requiere de una sociedad donde los derechos sean garantizados sin discriminación como la única posibilidad de generar mejores condiciones de vida.
La ignorancia sobre la diversidad sexual ha impedido que se avance hacia una sociedad mexicana más justa, incluyente y respetuosa, porque la discriminación limita el acceso de hombres y mujeres a los servicios de salud física y mental, situación que priva de oportunidades a la población para prevenir infecciones de transmisión sexual, entre ellas el VIH.
Es lamentable que en lo que va del año, el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México ha recibido al menos 530 denuncias por discriminación y, de este total, 10 por ciento corresponden a personas de la comunidad LGBTTI.
El problema de la discriminación persiste hoy en día en los centros de trabajo, donde les niegan puestos o por el hostigamiento y acoso recibido, cuando saben que son personas de la comunidad lésbico-gay.
Es por ello que recalco que la igualdad y la libertad son valores irrefutables de un Estado de derecho y, por lo tanto, mensajes contrarios a estos derechos, ya sea porque su punto de referencia es Dios o porque defienden un modelo de familia «natural», promueven -aún sin dolo- mensajes de odio hacia las personas LGBTTTI.
Concluyendo, se exige sancionar a las asociaciones religiosas que violan la Constitución y la ley al incitar a la violencia con sus discursos contra la comunidad lésbico, gay, bisexual y transexual.
Es inaplazable la acción de gobierno para garantizar la igualdad y el respeto a los derechos humanos, que son parte del mandato de la Constitución, la cual no puede sujetarse a una interpretación basada en dogmas de fe.
Y como decía mi compadre Chón: «Recuerde compadre, unifiquemos ideas, pero respetando la diversidad».
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