Por: Leonardo Espinoza
Vaya lección se vivió este sábado 28 de junio, día en que se conmemora el orgullo LGBTTTIQ+ pues miles de personas diversas salieron a marchar en Paseo de la Reforma para culminar en el Zócalo capitalismo de la CDMX, conservando las medidas de seguridad hicieron caso omiso de la marcha virtual denominada como “oficial” pero que en lo hechos está secuestrada por intereses personales de quienes integran en Comité Incluyete, en el que figuras públicas, empresas y partidos políticos sacan raja del movimiento.
Esto no debe tomarse a la ligera, pues en todo el país podría darse el mismo fenómeno, esas y esos líderes de oropel que se jactaban del apoyo y control de las marchas estatales podrían pasar a la historia si no hacen un esfuerzo por no colonizar las exigencias y sufrimiento y discriminación de una población que históricamente lucha por sus derechos.
Tanto en Monterrey como en la CDMX los colectivos de lesbianas y mujeres trans ya realizan su marcha por separado, este próximo 10 de julio se ha convocado a una marcha con el lema de “lxsinvisibles” que busca visibilizar a personas que dentro del movimiento no se sienten representadas.
En cuanto a la marcha o forma de marchar hay varios puntos a considerar, nada ni nadie te puede decir que si y que no hacer durante una manifestación pues como la misma sexualidad de los seres humanos la diversidad de historias y vivencias determinan el porque acudes año con año a conmemorar el mes del orgullo.
Hay quienes celebran el amor, la visibilidad de los cuerpos, el ambiente festivo de tener espacios seguros y por otro lado quien lucha por la no discriminación, por no más crímenes de odio y por derechos humanos, otras tantas personas es el único día en que se sienten libres, algunas marchan por quién ya no está, otras por curiosidad en fin, no acabaríamos de nombrar el porque de la marcha.
Lo que si nos debe quedar claro es que el manifestarse es una posición personal en la que podemos coincidir en una lucha colectiva, por lo tanto es válido diferir y negarse a qué nuestros sueños y anhelos por lograr los derechos LGBTTTIQ+ sean utilizados por personas carentes de ética o empresas.
Más allá de los bonitos colores por doquier, en logos, edificios y productos lo que se busca es un trato igualitario para todas y todos y así ser la última generación que tuvo miedo de salir del closet.
¡Nos leemos la próxima semana querido lector un abrazo!
Leo Espinoza, abogado, activista, conductor, político y orgullosamente gay