Por: Leonardo Espinoza
Por alguna extraña razón a la diversidad sexual se le ha querido dar una connotación patológica, pues es más fácil aquejar una enfermedad que aceptar que la sexualidad humana es diversa.
Muchos son los estudios que se han hecho al respecto, desde el análisis de la morfología hasta cosas tan risibles como la medida de los dedos, que si se desarrolla en tal ambiente o grupo de personas, que si la carga hormonal, que si hay diferencias en el cerebro, que si es una enfermedad mental y mil cosas más.
La realidad es que desde que la humanidad tiene registro la diversidad sexual ha estado presente en todas las regiones del planeta, en todas las civilizaciones y en todas las épocas, incluso para los profesionales de la fauna se tiene documentado que más de mil quinientas especies tienen prácticas homosexuales, es por eso que ¿porque cuesta tanto aceptar lo diverso?.
Para el año de 1952 se publicó la 1ª edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM) de la Asociación de Psiquiatría Americana (APA) en la que se clasifico las diferentes enfermedades mentales existentes hasta ese momento. En ese documento, la APA incluyó a la Homosexualidad como una categoría de enfermedad mental, basándose en teorías sin evidencia científica, que proponían una supuesta conexión entre la homosexualidad y algunas formas de desajuste psicológico.
No fue hasta la década de los 70s que no hubo forma de sostener la teoría de que la homosexualidad incluyendo lesbianas y gays fuera una enfermedad, pero tuvieron que pasar veinte años para que la Organización Mundial de la Salud le quitara el estigma de enfermos a las personas con una orientación sexual diferente.
De 1952 a la fecha han pasado 69 años, en los que por una creencia sin fundamento y argumento científico se ha permitido licencias para torturar y matar a personas diversas, lo que hoy llamamos “terapias de conversión”, después de casi un siglo la ideología sigue igual, pues se han tratado de teorizar innumerables hipótesis del porque existe la diversidad sexual, la conclusión es las misma, es imposible explicar hasta ahora por qué existe, pero también es imposible prescindir de ella.
Mientras se encuentra una evidencia científica si es que la hay, debe prevalecer una máxima y es el respeto irrestricto a los derechos humanos, son varias las naciones que han hecho una disculpa pública por los crímenes de odio contra poblaciones diversas, sin embargo miles y miles de personas mueren todos los días por amar alguien de su mismo sexo.
La diversidad sexual existe y resiste, nos guste o no nos guste, pero en los últimos 100 años hay una revolución global por mejorar las cosas, hay avances por supuesto, pero falta mucho por trabajar, lo que hay que reflexionar es si eres parte del progreso o cómplice de las injusticias.
¡Nos leemos la próxima semana querido lector un abrazo!
Leo Espinoza, abogado, activista, conductor, político y orgullosamente gay.
