REDACCIÓN
“Ser médico es factor de riesgo para el suicidio”, consignó Teresa Fortoul van der Goes, académica de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en su artículo «No detengas el reloj» difundido en la revista de esta dependencia.
Refirió que la literatura al respecto reporta que la frecuencia de depresión entre estudiantes de medicina oscila entre 27 y 29 por ciento y llega a ser de hasta 60 por ciento entre quienes ejercen la profesión médica, mientras que otro estudio indica que existe una mayor ideación suicida en los residentes de urología, psiquiatría, medicina forense e interna.
La doctora en Ciencias expuso que los motivos de esta situación pueden ser varios, desde la carga de trabajo, las presiones del ejercicio profesional, mayor presión por parte de los pacientes y la extremada regulación en las instituciones.
“La dificultad para solicitar ayuda y asumirse como paciente es otro problema que se suma a los anteriores”, apuntó la también especialista en neumología, y agregó que una situación que comúnmente se menciona respecto de la elevada frecuencia suicida en médicos es que “ellos saben cómo hacerlo”.
En su artículo Suicidio en médicos, una realidad ignorada, Jorge Alvarado y Edgar Manrique consideraron que programas de intervención temprana en salud mental abordados desde las escuelas de medicina podrían disminuir los síntomas depresivos e ideas suicidas.
Aunado a ello, se requieren intervenciones multidisciplinarias que permitan detectar de forma precoz las alteraciones en la salud mental, así como crear políticas de intervención, agregaron.
“El considerar que el médico es un superhombre o una supermujer es olvidar que también son humanos y que no deben sufrir en silencio aquello que les preocupe o aqueje”, señaló Fortoul van der Goes.