La Pascua es una de las festividades más importantes del calendario ortodoxo, y en Rusia es tradición, desde tiempos inmemorables, el intercambio de huevos, una costumbre popular a la que, naturalmente, no eran ajenas la realeza y la aristocracia, por lo que ahora han terminado siendo algo más que un símbolo de lujo o un regalo digno de un zar.
Un huevo de Fabergé es una joya creada por la Casa de Fabergé, fundada por Gustav Fabergé en San Petersburgo, durante el imperio ruso, y creadas bajo la supervisión de Peter Carl Fabergé entre 1885 y 1917. Se dice que en total hicieron 60 huevos, de los cuales 52 pertenecían a una familia imperial rusa. La compañía de Fabergé se convirtió en el negocio de joyería más grande en el país. Dicha fortuna inició cuando el zar Alejandro III pidió un huevo de Pascua para regalar a su esposa, la emperatriz Maria Feodorovna, hija del rey Cristian IX.
Tal fue el éxito del exclusivo regalo que, desde entonces, cada año Fabergé tubo de fabricar un nuevo huevo exclusivo y totalmente diferente del anterior para satisfacer el apetito de la emperatriz por las joyas. Con el paso de los años, la costumbre terminó por institucionalizarse en la casa Romanov.
Después de la muerte de Alejandro III en 1918, la Casa de Fabergé fue saqueada por los Bolcheviques, por lo que Peter Carl y su familia abandonaron Rusia. Y todos los objetos de los palacios de los Romanov fueron confiscados también por Bolcheviques y muchos de los ellos se llevaron a la Armería del Krlemlin (uno de los museos más antiguos en Moscú).
Pasó un largo tiempo para que fueran tan valiosamente reconocidos y hoy día están valuados en millones y sumando. Fabergé era un maestro de la técnica del esmaltado y trabajaba el oro con una destreza aprendida en París, el esmalte translúcido, que él desarrolló; atendiendo encargos de las más distinguidas familias aristocráticas e industriales del país.
En la actualidad, los huevos están repartidos por todo el mundo, mientras diez de ellos (colección más numerosa), son propiedad del Kremlin de Moscú, el cual tiene en su poder, el más famoso: el “Huevo de la coronación”, 1897. Presente que Nicolás II (hijo de Alejandro III) le dio a Alexandra Fedorovna, para el día de su coronación. Hecho con oro multicolor con esmalte guilloché amarillo translúcido, con águilas engastadas con diamantes de decoración (un símbolo de la túnica que ella llevó). Al abrirlo contenía una réplica en miniatura del carruage del siglo XVIII con una gota de esmeralda al interior.
Y nueve unidades pertenecieron hasta 2004 a la familia Forbes, aunque fueron posteriormente vendidos al millonario ruso Viktor Vekselberg por un precio estimado entre 80 y 120 millones de dólares.
Otras piezas están en poder de la Reina de Inglaterra, el Museo de Bellas Artes de Virginia o la Fundación Edouard y Maurice Sandoz, en Suiza, entre otras instituciones y desconocidos.
Ejemplo, el “Huevo del Reloj”, 1887: joya al estilo Luis XVI con 18 quilates de oro macizo descansando sobre un «anillo» de oro con decoraciones en forma de onda sostenido por tres juegos de patas en forma de garras de león. Al abrirlo tenía un reloj Vacheron Constantin de dama de 14 quilates de oro. Lo encontró un vendedor de chatarra y, lo que valía £20 millones, lo obtuvo en $13,302.