Jesús Manuel Pérez Triana es analista de seguridad y defensa, autor del blog y libro de Guerras Posmodernas. Él pone en contexto cómo 2020, mientras el mundo se detenía por la pandemia, realmente era un punto de inflexión a la hora de visualizar; para quienes ponían atención, un salto tecnológico que llevaba años dando vuelta y cómo prototipos tocaban tierra, de forma literal.
Ahora bien, un vehículo aéreo no tripulado: VANT o apropiadamente: RPAS, del inglés Remotely Piloted Aircraft System, comúnmente conocido como dron, cuya traducción literal en inglés es: «zángano», tienen una amplia variedad de formas, tamaños, configuraciones y características.
La compra y uso de este producto – servicio, ha crecido rápidamente en los últimos años. Hoy en día se ocupan en una amplia gama de funciones civiles como la búsqueda y rescate, vigilancia, control del tráfico, control del clima y extinción de incendios.
En temas más recreativos, por ejemplo: tomas fotográficas y de video, en temas innovadores, ya existen los servicios de entrega y pionero de ello es la empresa multimillonaria, Amazon.
Sin embargo, no son algo nuevo, el RPAS más antiguo fue desarrollado después de la Primera Guerra mundial y se empleó durante la Segunda Guerra Mundial para entrenar a los operarios de los cañones antiaéreos, por ese motivo se llamó «Blanco Aéreo». No es hasta poco más que a finales del siglo XX cuando los drones operan mediante un radio – control con todas las características de autonomía.
Pese a que los beneficios y oportunidades en una vista social y pública son claros, en el mundo militar; de boca en boca de expertos sociólogos, se dice que el futuro de la guerra es tecnológico; drones, ciberguerra e inteligencia artificial pueden acercamos a una nueva Guerra Fría, pues la «manda de lobos» ha llegado.
El Pentágono ya ha realizado varios ensayos en el desierto de Utah con grandes enjambres de drones compactos que vuelan de forma coordinada para: detectar, localizar, interrumpir, engañar y/o ofrecer efectos letales contra amenazas.
Obviamente, “efecto letal” es un eufemismo para decir «destruir al enemigo», como lo están haciendo ya los drones Switchblade en Ucrania.
Según el ejército norteamericano, esta «manada» desechable de bajo coste va a cambiar el campo de batalla para siempre, incrementando la velocidad, alcance, visión y letalidad de sus unidades.
Paquetes de ayuda han sobrevolado zonas recónditas, después de las devastadoras inundaciones en Pakistán ¿Pero qué pasaría si bombas merodeadoras sobrevuelan una zona como amenaza?
