Por Eduardo H. Limón Cervantes
* Si las elecciones fueran futbol
on la cara en alto y entre aplausos acabó el intento de hazaña de los Pumas. Cuando el lateral de Tigres, Israel Jiménez, concretó el penal para el triunfo del cuadro de Nuevo León, las miradas de los azul y oro se fueron hacia abajo, las manos a las caderas, algunas al rostro.
Como digno Subcampeón, los Pumas de la UNAM le dieron su tiempo a los Tigres, nuevo monarca del fútbol mexicano, para celebrar su cuarta estrella.
Los de Memo Vázquez recibieron su medalla y la portaron como recompensa a la labor que hicieron durante todo el torneo y al partido que dieron este domingo en su casa, donde hicieron vibrar a su afición con una posible remontada.
Los de la UNAM se acercaron a la zona donde estaba la «Rebel» para agradecerles con aplausos el apoyo que brindaron por el grupo de animación.
Los cabizbajos jugadores de Pumas abrazaron a los campeones, y Memo Vázquez dio un apretón de manos al «Tuca» Ferreti y le felicitó. A su vez el estratega de Tigres le abrazó y le mostro aquella frase olímpica «Lo importante no es ganar, sino competir». Fue emocionante para los que nos agrada el futbol ver esas escenas. Y en las redes sociales los otros clubes de la Liga MX, externaron su felicitación a los nuevos campeones.
Tal vez sea un sueño guajiro, pero que hermoso sería que en las elecciones los derrotados felicitaran con un apretón de manos y abrazo a los vencedores, que acepten con la frente en alto su derrota y que agradezcan a la sociedad que les otorgó el voto. Que sería de nuestro México si existiera la buena competencia ¿se imagina estimado lector hace más de tres años a Andrés Manuel López Obrador levantándole el brazo de triunfo a Enrique Peña Nieto externándole su apoyo para sacar al país adelante. Si las elecciones fueran como el futbol otro gallo nos cantaría.
Y como dice mi compadre Chón: «Recuerde compadre que en Latinoamérica la frontera entre el fútbol y la política es vaga».
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