Pedro Haces Lago
Bien decía Rosa Luxemburgo: “quienes no se mueven no notan sus cadenas”.
El poder constituyente de 1917 olvidó los derechos de las mujeres, lo que las llevó a una injusta espera para lograr las reformas que les permitieran contar con circunstancias de igualad ante la ley.
Fue hasta el 17 de octubre de 1953 cuando el Presidente Ruiz Cortines promulgó las Reformas Constitucionales que otorgaron el voto a las mujer; uno de los acontecimientos más importantes -en perspectiva de paridad de género-.
Desde entonces, ¿qué tanta igualdad se ha logrado construir?
El recuento nos indica que las mujeres no solo han sido víctimas de profundas injusticias, desde una perspectiva legal, sino que son víctimas de una dinámica de convivencia social, de horror, abandono y cotidianidad delictiva.
En nuestro país, las cifras de feminicidios aumentan año con año, miles de crímenes sexuales quedan en la impunidad; nuestras mujeres desaparecen todos los días, existe en todo el país una cultura de machismo repugnante que ejemplifica el tipo de sociedad que hoy somos.
Aquí van algunos datos, que ayudarán a darnos cuenta, desde una perspectiva más objetiva, de lo que sucede:
En un estudio reciente del INEGI, sobre tendencias de homicidios entre 1990 y 2017, se indica que: “al analizar los casos en los que se conoce la relación de la víctima con las personas que cometieron el feminicidio, el 40% de los homicidios de mujeres fueron cometidos por sus parejas”.
De acuerdo con la más reciente Encuesta Nacional de la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, 1.3 millones de mujeres sufrieron una agresión física en el ámbito familiar en los doce meses previos al levantamiento de la encuesta; casi 600 mil recibieron golpes y más de 100 mil fueron atacadas con arma blanca.
Y por si faltara poco, el 66.1% de las mujeres mayores de 15 años han sufrido incidentes de violencia emocional, económica, física, sexual o algún tipo de discriminación a lo largo de su vida. poner liga a la encuesta)
Por eso aplaudo, y reconozco, la enorme valentía de las millones de mujeres que promueven el movimiento feminista que vivimos, el cual no busca otro objetivo que el respeto y las oportunidades que merecen todas ellas.
Las mujeres, como siempre, lo entendieron bien y por ello han decidido salir pacíficamente a manifestarse y exigir una transformación profunda en la dinámica de construcción de comunidad. Las mujeres han ganado las calles, han ganado el reconocimiento y el respeto que la sociedad les ha negado reiteradamente por décadas de cultura machista.
El próximo domingo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, y el lunes México se escuchará fuerte en el mundo con una iniciativa sin precedentes: ‘Un día sin nosotras’.
Se trata de un movimiento profundo, histórico y necesario por la defensa de los derechos de las mujeres, que son la fortaleza de nuestro país en todos sus ámbitos. Y bajo esta bandera celebro que se abra paso a la revolución pacifica de igualdad y respeto que esta nación tanto necesita y anhela.
México se encuentra ante un momento determinante de su historia, si no reflexionamos y construimos el tipo de sociedad que queremos ser, estaremos condenados a seguir viviendo en la injusticia social que nos encontramos.
Los invito a que como sociedad reflexionemos y seamos conscientes de que este movimiento es un parteaguas; por ello, los invito a cuestionarse: ¿que haríamos si nuestra madre, hermana o hija sufriera de alguna agresión o injusticia?. ¿Que haríamos sin ellas? Ni una menos es la bandera que porta el movimiento, y en verdad espero que pronto sea la consigna de todo el país porque, por el bien de México: PRIMERO LAS MUJERES.