POR Leo ESPINOZA
Luces multicolor, atuendos carnavalescos, mucho glitter y tacón era el “dress code” para este año que pintaba para bien, como cada año provincianos y citadinos peregrinan a la CDMX para marchar en un día en el que todo es válido, desde encontrar tu medio corazón, hasta acabar sin garganta para gritar consignas en favor de los derechos LGBTTTI, por la tarde cuando el sol se mete, el cambio de agendas es evidente, se busca el mejor lugar de la vida nocturna ya sea en Garibaldi, zona rosa o el centro histórico para bailar hasta el amanecer y sentir el orgullo colectivo que dejara una derrama económica importante para la urbe; que recibiendo el dinero de cientos de miles a las empresas y establecimientos les importa poco la orientación sexual o identidad de género de los clientes..
Pero el COVID 19 vino como ese operativo que te arruina la salidita con amigos cuando estas enfiestado en algún bar o antro, las políticas de confinamiento y medidas de seguridad obligaron a que todas las personas incluyendo por supuesto a la diversidad sexual se mantuvieran en casa, para muchos el estar tanto tiempo con sus padres o en su hogar genero ríspidas peleas, pues no todas las personas homosexuales o trans son aceptadas en su familia. Ahora la nueva normalidad te obliga a guardarte en el closet que tanto tiempo te costó salir.
En el caso de las y los trabajadores sexuales la chamba bajo, pues sus clientes la mayoría “seudo heterosexuales” ahora se mantienen en sus casas bloqueando o borrando los contactos sospechosos, pues la cuarentena les obliga a ser fieles.
En el Estado de México el primer sábado del mes de agosto se celebrarían los dulces 16 de la marcha estatal del orgullo, al parecer este 2020 las condiciones actuales nos obliga a pensar en si es buena idea realizarla de manera presencial por el peligro de contagio que esto conllevaría, en la cámara local el Dip. Maurilio Hernández nos prometió que este año se aprobaría el matrimonio igualitario y al menos que ocurra un milagro de película la experiencia nos dice que cuando hay voluntad política las cosas se hacen rápido y en el caso del Edoméx ya le dieron muchas vueltas al asunto, como siempre la iglesia fue factor determinante pues obstaculizo el debate y se paró toda posibilidad.
En septiembre inicia la temporada electoral y todo el aparato gubernamental vera la manera de que se presten las condiciones para que se realicen las elecciones. Lo único rescatable amigos míos es que ante los embates de los tiempos venideros los activistas y colectivos de la diversidad sexual nos unimos dejando a un lado los protagonismos y la mala leche, nos dejamos de echar pelo y de bufar para ser la más como se dice en el ambiente de nuestra comunidad para hacer frente común a las iniciativas pendientes y levantar escudos contra grupos fanáticos religiosos con peligrosas agendas anti derechos y de desinformación que aunque son pocos son muy organizados y financiados por las Iglesias y partidos conservadores.
En fin nos quedamos vestidos y alborotados y este año no salimos a las calles a defender nuestros derechos, a caminar con los nuestros por ganarnos el lugar y el respeto que merecemos, el próximo 2021 esperemos el tema de la pandemia nos permita re pensar que hay otras agendas igual de importantes como el matrimonio, que el acceso a la salud es prioritario, que prevenir y denunciar los crímenes de odio es una tarea permanente y que debemos buscar otras estrategias para hacernos visibles.
¡Nos leemos la próxima semana querido lector, beso tronado y abrazo reparador!.
Leo Espinoza, abogado, activista, conductor y político