POR Leazly VILLAR
El empoderamiento femenino es un proceso integral, basado en una economía sólida que les brinda independencia y libertad, para hacerle frente a la violencia de género se requiere de el empoderamiento económica de las mujeres, para que puedan elegir de manera consciente si se quedan por amor o por necesidad a tiempo y salvar sus vidas.
Según cifras de Acción Ciudadana Contra la Pobreza, hay 21.6 mujeres excluidas del mercado laboral, además 16.9 millones de ellas no pueden buscar trabajo porque realizan labores de cuidado del hogar.
El término de empoderamiento de las mujeres, ha sido un término que se ha banalizado por la masculinización de las mujeres, cuando se piensa del empoderamiento, se piensa en que las mujeres adopten prácticas y discursos masculinos, argumentan algunos especialistas.
Los pilares fundamentales para el empoderamiento de las mujer son el cognitivo, en el cual las féminas toman conciencia de su género y sobre la desigualdad estructural; el siguiente componente es el psicológico, donde se relaciona el trabajo y su persona en un ámbito donde las mujeres van adquiriendo autoconfianza y van revalorando su papel en el mundo social.
El elemento psicológico es importante, pero necesita ser reforzado con recursos económicos; por lo que la subordinación económica debe ser neutralizada para que las mujeres puedan ser empoderadas.
El dinero, los recursos materiales y las propiedades son importantes para adquirir autonomía en las mujeres.
Las mujeres contribuyen de manera muy significativa a las economías, ya sea en empresas, granjas, como emprendedoras o empleadas o trabajando como cuidadoras domésticas no remuneradas.
Lamentablemente se ha devaluado y asumido como obligación la aceptación de la invisibilización del labor doméstico, que es un trabajo diario, sin horario y sumamente demandante, como una aportación a la familia y sin remuneración alguna.
La discriminación hacia la mujer en el desarrollo profesional también se ve reflejada en la reducción al acceso a bienes económicos como la adquisición de bienes inmuebles de su propiedad, los préstamos y limita su participación económica como jefas y empleadoras.
Por lo que es fundamental que las mujeres se organicen colectivamente para transformar la vida de otras, puesto que el feminismo no puede ser una práctica individual sino colectiva, a través de la creación de proyectos que fomenten el empoderamiento del sector femenino.
Necesitamos invertir en el empoderamiento económico de las mujeres, toda vez que contribuye directamente a la igualdad de género, la erradicación de la pobreza y el crecimiento económico inclusivo, a la igualdad de oportunidades como un principio de sororidad y de desarrollo igualitario.