Por: Sergio Macedo
A escasos 300 metros de la carretera Toluca-Tejupilco, justo en las inmediaciones del paraje conocido como El Mapa la devastación de la zona boscosa avanza a ritmo acelerado. Los habitantes de la comunidad de Buenavista, perteneciente al municipio de Zinacantepec, piden a las autoridades llevar a cabo operativos de vigilancia para frenar la afectación ya evidente en varias hectáreas.
Lo que antes era un territorio que albergaba cientos de árboles por doquier, en los últimos dos años poco a poco se ha convertido en planicie derivado del incremento de “tala hormiga”, sobre todo en los sitios identificados como Piedra de Agua y el Mapa, situación que ya preocupa a la población que habita en esos sitios, pues temen que en breve comience la escasez de agua en dichas localidades.
Los afectados mencionan que, de las aproximadamente 500 hectáreas que constituyen al ejido Buenavista, la tala ha dañado al menos el 10 por ciento del territorio comunal, “camiones entran y salen a todas horas, solo escuchamos el sonido de motosierras y sabemos que ese día desaparecerán varios árboles”.
Aseguran que el corte de árboles se ha incrementado en los últimos 24 meses, pero en lo que va de 2021 la tala se intensificó más de lo “normal”, sobre todo en el paraje Piedra de Agua, en donde ya es común observar camionetas cargadas de madera a cualquier hora del día, sin que exista control en este manejo forestal.
Esta situación tiene muy alarmados a varios ejidatarios, pues de seguir con este ritmo de tala, en pocos meses podría desparecer un buen porcentaje de bosque, causando un daño irreversible en materia ambiental. Lo más inquietante, mencionan, es que todo ocurre a pie de carretera, a plena luz del día, el tránsito de camiones y camionetas cargados con madera por los caminos de la comunidad se ha vuelto cotidiano.
Señalan que de ninguna manera se trata de una explotación regulada, ya que los taladores agarran parejo, arboles viejos, jóvenes, sanos y enfermos, dejando a su paso escenarios realmente terroríficos, pues les toma cuestión de minutos convertir una zona boscosa en un desierto.
De un día para otro cientos de árboles fueron “encinchados”, es decir, les han hecho un corte que rodea el tronco con la finalidad de acelerar su muerte; solo es cuestión de días para que esas especies se sequen y pasen como arboles viejos o enfermos y así justificar su derribo, explican los ejidatarios.
La misma escena se repite una y otra vez en diversos parajes, por lo que los comuneros solicitan a las autoridades correspondientes verificar si la tala en ese lugar está autorizada, pero sobre todo pongan en marcha acciones de reforestación y manejo adecuado de los recursos forestales, pues de seguir el saqueo en la región los daños serán irreversibles, no solo para el ejido, sino para todo el Valle de Toluca, uno de los más contaminados en el país y tan necesitado de áreas verdes.