Por: Sandra Chávez
Ya estamos a mitad de año, la segunda parte del periodo de resiliencia que nos dejó el 2020; ayudarnos a recuperar o rehacer lo perdido es prioridad.
Todos los días elegimos a las personas que nos acompañarán en el camino, se vuelven ese frente común para salir adelante; elegir correctamente a los copilotos podría hacer más llevadero el trayecto.
Hace días, gran cantidad de personas del sector educativo fuimos vacunados, las opiniones estuvieron muy divididas; algunos consideraban que no es necesario dotar de vacunas a una porción tan numerosa, que podrían haberse suministrado a alguien más, otros piensan que es fundamental para que la educación en el país pueda volver a la normalidad. Aquí solo hay una realidad: a mayor población vacunada en el país, más rápido volveremos a las actividades. Esto se traduce en menos personas hospitalizadas y mayor seguridad para los niños o estudiantes. Es triste que muchos sectores aún no tengan acceso a ese beneficio; cuando llegan las dosis, lo más importante es repartirlas rápida y eficientemente; una vacuna de una sola dosis para un grupo tan numeroso tiene como resultado agilizar muchísimo la estrategia de vacunación nacional. Bajo esta premisa, busquemos forjar lazos que se congratulen con los avances a sabiendas que, si todo se lleva con orden, pronto ese beneficio salpicará al resto los sectores.
Dejemos de vernos como competencia, todos hemos escuchado la máxima “desune y vencerás”, tal rige la vida de muchas personas, siendo ésta la mayor razón para que el resto vivamos preguntándonos si podemos o no confiar. Basta de eso, somos quienes podemos apoyarnos ante las vicisitudes de la vida. Los que compartimos espacios laborales, escolares y familiares tenemos la corresponsabilidad de llevar al país a un mejor puerto, empezando por unificar fuerza; el conjunto podría quitar ese gran bloque que nos mantiene estancados, amarrados a la zona de confort que sale de nuestro espacio personal y llega hasta el desarrollo del país entero. Es dejar de culpar y asumir obligaciones.
La competencia hombres, mujeres; izquierda, derecha; grupos políticos, instituciones; lleva en detrimento las luchas que abandera la ONU y la Sociedad Civil de unir voluntades para mejorar la calidad de vida, sea en aspectos ambientales, inclusivos o educativos.
Ser personas cordiales no solo abre puertas y nos lleva más lejos, también cimenta el camino para las nuevas generaciones, educando un país que busque el bienestar común, volviendo el “metro y medio” en kilómetros de ayuda, moral, ética e inclusión.
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