Por: Ariel Pérez
Las comunidades indígenas y campesinas son portadoras de un conocimiento milenario sobre biodiversidad, plantas, animales, agua y clima; si bien constituyen la mayor expresión de la diversidad cultural. Los territorios en donde habitan estos pueblos contienen una biodiversidad enorme y aportan gran parte de la misma al inventario mundial. Sin embargo, los pueblos indígenas están perdiendo sus territorios y su biodiversidad, a pesar de que han sostenido una larga lucha para mantenerlos; grandes plantaciones forestales en monocultivo los desplazan de su territorio como es el caso de las grandes empresas forestales.
Los pueblos y comunidades indígenas tienen derecho a decidir libremente su condición política y su desarrollo económico, social y cultural, así como autogobernarse y decidir sobre sus asuntos internos, esto es la libre determinación de los pueblos. Lo anterior son las grandes victorias del derecho instaurados en la Declaración de los Pueblos Indígenas, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Poblaciones Indígenas, el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), así como en la Constitución de México.
Muchos de los derechos consagrados en la Declaración exigen nuevos enfoques con respecto a las cuestiones mundiales, como el desarrollo, la descentralización y la democracia multicultural. Para lograr el pleno respeto de la diversidad, los países deberán adoptar enfoques participativos de las cuestiones indígenas para los que hará falta celebrar consultas efectivas y establecer alianzas con los pueblos indígenas.
En su definición más amplia, el derecho a la libre determinación se refiere a la autonomía o al autogobierno de los pueblos y comunidades en las cuestiones relacionadas con sus asuntos internos y locales, así como a disponer de los medios para financiar sus funciones autónomas.
En este entendido, cualquier proyecto económico, turístico, o de cualquier índole, que el gobierno federal, estatal o municipal no indígena pretenda desarrollar en territorio indígena deberá ser consultado y aprobado por los pueblos y comunidades, quienes no sólo habitan y trabajan en esos territorios, sino que también los preservan y protegen porque en ellos se reproduce su cultura y sus tradiciones.
Un ejemplo muy importante en México de esta defensa de la tierra y el territorio, y de la libre determinación, es la organización de las comunidades mayas en contra de la plantación de transgénicos, granjas porcícolas industriales y varios megaproyectos (el tren maya representa un riesgo para los mantos acuíferos).
Por más de dos décadas, las comunidades mayas de México, ubicadas en Yucatán, Quintana Roo y Campeche, se han opuesto por la vía legal, de protesta pacífica y de organización comunitaria a la siembra de soya transgénica en su territorio, ya que amenaza la soberanía alimentaria de toda la población, la biodiversidad de esa zona y la salud humana.
El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y el histórico “perdón” ofrecido a los mayas vulnera los Derechos antes expuestos, equiparándolo con Porfirio Díaz, y es que el presidente no entiende y comprende en ningún sentido las relaciones con los pueblos originarios, lo utiliza solo como un slogan o una campaña de comunicación populista, empero esta lucha de exigencia cobra aun mas sentido ante tanta arbitrariedad e incompetencia del gobierno federal.
Es urgente que se atiendan los temas relacionados a garantizar el derecho de los pueblos indígenas a ser consultados con los criterios internacionales, ya que los nacionales han demostrado ser ineficientes, sobre estas granjas y otros megaproyectos, Finalmente, las personas que habitan esos territorios deben de estar respaldadas por el activismo y por las ONGs para brindarles más herramientas para proteger y defender los bienes naturales y la salud de todo el planeta. Es una lucha en donde los pueblos se están hermanando, levantando liderazgos y activistas para enfrentar un enemigo en común que es esta globalización neoliberal que nos aplasta a todos.